martes, 6 de diciembre de 2011

Entrevista de la Dra. Vilchis

Rápido, les comparto este video de una entrevista que le hicieron a mi mamá por su libro de Historia del Diseño Gráfico en México. 1910-2010.
Que lo disfruten y gracias por verlo.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Pensamientos

¿Alguna vez han sentido como si sus pensamientos fueran entes vivos que hablan, se mueven, comen y se reproducen? Especialmente aquellos que en lugar de ser útiles al crecimiento y evolución personal parecen designados a obligarnos a ir hacia atrás, a seguir en el mismo lugar, a perder cosas o a meternos el pie. Cuando estos pensamientos toman el mando de la mente parece que nada puede detenerlos: se han amotinado y no hay capitán ni maestre que los detenga. Han sacado el ron y decidieron armar tremendo lío, obligando a la persona a decir y hacer cosas de las que después no se va a sentir nada orgulloso.
A mi me pasa. Como mujer puedo achacárselo a algunos aspectos hormonales por lo menos una vez al mes. Y supongo que está relacionado, pues en los últimos años he descubierto un paralelismo entre una mayor... habilidad para meter el pie y decir cosas que no con la llegada de la menstruación. Tal vez sea cierto y el movimiento hormonal me hace perder el control de los pensamientos en mi mente. Pero también es cierto que al final del día hagan lo que hagan esos pensamientos, la dueña indiscutible de mi mente y de lo que sucede en ella soy yo.
Es muy fácil (lo sé, lo he hecho) achacar un mal humor al SPM (si necesitan saber que significa eso, usen google) o decir que me enojé injustamente porque estaba "cansada". Es cierto, me puede suceder, pero eso no me hace menos responsable, sólo me obliga a tener más cuidado en la siguiente ocasión. Tengo un ejemplo hermoso el día de hoy, bueno, dos: el viernes quedé de ver a mis amigas. De entrada no me hacía mucha ilusión porque andaba muy corta de dinero y no tendría la libertad de pedir lo que quisiera. Además había tenido una semana muy pesada en el trabajo y no me sentía muy bien del estómago. Aún así, fuí con ganas de sentirme mejor. La verdad fue que los pensamientos negativos tomaron por asalto mi mente y no fui capaz de defenderla: me pasé la noche de malas, molesta porque mis amigas estaban en un estado inducido que no me agrada, molesta porque hicieran burlas a mis costillas, molesta porque no llegaron otros amigos, molesta porque tuve que aceptar que me invitaran el café... en resumen, me lo pase fatal. Y eso no fue todo, el resto del fin de semana esos mismos pensamientos, cuando por fin tuvieron tiempo (como me enferme del estómago, estuve en reposo todo el sábado sin mucho tiempo para pensar) continuaron el ataque y hasta esta mañana seguía enojada por cosas que en realidad, y vistas desde la razón, no eran diferentes a tantas otras ocasiones: entre mis amigas a veces nos llevamos algo pesado y nos burlamos cuando alguna hace o dice alguna tontería, también nos decimos las verdades cuando son necesarias aunque no nos gusten; y, aunque no es mi estilo, sé que mis amigas a veces les gusta crearse cierta felicidad con substancias alternas.

No puedo decir que ya detuve a los pensamientos negativos. Esos ahí andan, haciendo ruido, gritando a mis espaldas. ¿Por qué fulanito no me respondió mi mensaje? ¿Qué creen que una le envía correos a todo el mundo? ¿Qué, mi tiempo no es también válido? Y así, gritan y gritan. Sofocarlos es una tarea titánica y por momentos creo que no lo voy a lograr. Pero... me creo mis defensas, levanto de nuevo las paredes que los separan de todos los demás, retomo control del barco y a unos que otros los mando por la borda por insubordinados. Otros siguen ahí, porque se ocultan, pero ya les tocara. Alguna vez leí que González Pecotche (busquen, hijos míos, hagan uso de la internet) hablaba de la mente como una casa donde cada pensamiento era un habitante y los negativos eran como unos hooligans u okupas que llegaban a invadir. Para mi es más sencilla la analogía del barco, además de que tengo una seria debilidad por los navíos antiguos y por las novelas de marinos (sí, desde Moby Dick hasta Capitán de Mar y Guerra). Cualquiera que sea la analogía que más le guste a sus mercedes, lo cierto es, uno es el capitán del barco, el dueño de la casa no el contramaestre ni el invitado. Por eso puedo retomar el timón y controlar el rumbo, pero necesito estar alerta y cuidarme de que no me jalen hasta el fondo. Por eso también soy responsable pues, así como los capitanes se quedan en los barcos que se hunden, y yo no puedo culpar a otros de lo que mi mente crea y saca sin proceso editorial previo.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Cierre

Cerrar ciclos, terminar historias, empezar de nuevo. Todo eso suena conocido y escuchado. Pero, por primera vez en muchos años, en verdad estoy dispuesta a hacerlo. Ponerle punto final a muchas cosas que siguen pareciendo interminables es una manera de pasar la página en mi vida. Una amiga lo llamó la "limpieza de otoño": deshacerse de las cosas que ya no sirven para recibir cosas nuevas.  Esto no sólo tiene que ver con las cosas, también con los afectos, las personas, la vida.

A veces la muerte significa fin y otras significa principio.

La muerte de mi abuelita es un nuevo inicio para mi. Entre más pasan los días, más segura estoy de que debiera estar en otro lugar. He encontrado suficientes razones para quedarme donde estoy y aún así sé que debo irme para seguir con mi vida. No es una decisión fácil y quien crea que lo hago con la mano en la cintura no me conoce, ni conoce mi cintura.
Hablando en serio, no puedo cometer los errores de mis antepasados, no puedo conformarme con lo cómodo en la vida. Bueno, de poder puedo, pero no debiera. No debo. Si lo hago, si me conformo, entonces ¿para qué estoy en este mundo? Quiero hacer tantas cosas, quiero ser tantas cosas: estudiante, maestra, pareja, esposa, madre, ama de casa, escritora, viajera, investigadora, curiosa... pero este ciclo sólo dura tanto y probablemente podré ser sólo algunas de estas, o quien sabe, en una de esas, logro todo en una sola vida. Para hacerlo, primero he de intentarlo. Así que aquí voy a intentarlo y para poder intentarlo necesito cortar todo amarre, toda ancla. Necesito navegar a toda fuerza, con las velas abiertas y sin amarres, dejar que el viento me lleve sin dejar de maniobrar hacia el puerto que quiero tocar.

Para crecer hay que dejar ir. Eso he aprendido. Para empezar hay que terminar lo pendiente. Para abrir nuevas puertas, necesito, sin lugar a dudas, cerrar otras. Poner fin a tantas historias, escribir el capítulo final o por lo menos un "Continuará..." con la esperanza de que tal vez algún día la vida, el universo, Dios, como-le-quieran-decir, decida ponerme en ese camino de nuevo con otra perspectiva. Talvez si regresamos a los mismos lugares pero no de la misma manera, es posible pasar por el mismo río y que nada,  ni el río, ni yo, sea igual.

miércoles, 26 de octubre de 2011

El Perfume

El sentido del olfato es tal vez el más interesante. Incita tantas cosas: sentimientos, pensamientos, recuerdos, creaciones. Nos podemos enamorar del olor de una persona y cuando volvemos a oler su loción o perfume sentimos de nuevo su presencia en nuestra vida. Los olores pueden ser agradables o desagradables, por ejemplo, no conozco a nadie a quien le guste el olor de los hospitales y hasta hace no mucho me preguntaba por qué. Ahora lo entiendo un poco más: en los hospitales no sólo esta el olor a medicinas o a antiséptico. También esta el olor de la muerte, ese olor acre y medio dulzón que viene del miedo a morir.
Hay otros olores que resultan atractivos a casi cualquier persona y que nos hacen sentir seguros y en casa. En mi caso es el olor de la cebolla y el ajo friéndose en aceite. Desde niña ese olor significa estar en casa, significa la posibilidad de algo realmente muy bueno en camino, de cuidado y de bienestar. Cuando me siento triste o sola me gusta cocinar por que los olores me recuerdan que estoy viva.
En lo personal mis olores favoritos tienen que ver con ciertas cosas: me gusta el olor de las especias cuando cocino y me fascina cuando después de cocinar mis manos quedan con el aroma de lo que utilice. Así hay días en que en vez de perfume mis manos huelen a orégano, a pimienta, a canela, incluso a ajo y cebolla.
Otro olor que me gusta es el de las flores frescas. En estas épocas cercanas al día de muertos soy la más feliz pasando por los puestos de flores y oler la flor de cempazuchitl, una preciosa flor amarilla (casi naranja) que se vende en México por estas fechas y que se utiliza en los altares de muerto o se lleva a los panteones. También me hace muy feliz el olor del jazmín y el de las rosas. Es muy obvio lo sé, a todo el mundo le gustan las flores. Pero creo que hay una delicia especial en los olores de las florerías en los mercados cuando todos los aromas y perfumes se juntan y los percibes como una armonía. Es de las cosas que más me gustan de la primavera, cuando el mundo se llena de flores, y de los mercados, cuando paso por ahí.
Otro olor que me gusta es el de las personas. No el de todas, he de aclarar. Pero hay personas que sin necesidad de usar perfume tienen un olor característico y agradable. Si pueden, y los dejan, acerquense al cuello de alguien (novio, novia, amigo, amiga, yo que sé) y respiren. Ese olor que casi no se puede identificar, que en algunos es como a madera mojada o a flores, o incluso algunos huelen como a vainilla o a canela, ese es el olor de esa persona. No tiene que ver con el sudor o con el perfume. A veces con el jabón, pero hay una nota más íntima y personal que se puede encontrar. Es el olor que dejamos detrás y con el que a veces hasta nos identifican. Se vuelve más fuerte o más pesado según las emociones: el amor, la ternura, el miedo, el enojo.
De olores que no me gustan hay muchos, creo que demasiados. El olor a grasa sobre quemada me revuelve el estómago por ejemplo y los olores demasiado dulces hacen que me duela la cabeza. A pesar de mi afecto por el aroma de las flores, ciertos perfumes dulces o florales tienen el mismo efecto. El olor a gasolina tampoco me gusta. Tampoco me gusta el olor de ciertos productos de limpieza o el de esos "perfumes" de ambiente. Aunque acepto que el aroma de las pinturas me gusta, tal vez porque al crecer en una academia de arte ese olor me hace pensar en casa, en mi infancia, en mi abuela sentada pintando y en los salones de pintura de la Academia de San Carlos a los que me metía por pura diversión.

Para terminar comparto un video que me hizo reír esta mañana. Es el nuevo sencillo de los Black Keys, llamado Lonely Boy y es un hombre bailando al ritmo de la canción. No podría ser más entretenido.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Adiós

Siempre he sido mala para las despedidas. Decir adiós es la cosa más difícil ¿no creen? En especial si es de esos adioses absolutos.
Esta semana ha sido un adiós prolongado. Un largo, largo adiós. También es la crónica de un adiós. Me estoy despidiendo de mi abuelita, la madre de mi madre. Es verdad que su partida de este mundo es algo que tarde o temprano sucedería y que debo estar agradecida que sea menos larga y dolorosa de lo que podría haber sido. También es cierto que después de años de que mi mamá la cuidara como a la niña de sus ojos su vida se terminó en un par de meses.
¿Qué recuerdo de ella?
Sus manos. Sus manos eran impresionantes: grandes y siempre calientitas como un par de planchas. Aún en invierno, y ella vivió en Toluca durante casi toda mi vida y ahí es invierno todo el año. Cuando yo nací era pequeña, muy pequeña, y muy prematura. Los doctores me pusieron agujas y cosas y estaba tan enojada, según mi mamá, que no aceptaba que nadie me tocara, excepto mi abuelita, quien metía sus bonitas manos calientitas y arropaba mis pequeños pies para que entrara en calor. Obvio yo no lo recuerdo, pero sus manos siempre fueron sinónimo de afecto y de cuidados, cuando era niña y tenía frío o ya de adulta cuando me daba su bendición.
Es la única persona que ha logrado que yo vaya a misa. Odio ir a misa. Y entre más pasa el tiempo más se convierte en una actividad forzada que no me agrada. Me aburre y me da risa. Pero ella me llevaba todos los domingos de vacaciones que estaba con ella y me hacía confesarme y tomar la comunión. Es la única persona que lo ha logrado y probablemente su misa sea una de las últimas a las que vaya en mi vida.
Recuerdo mis vacaciones de verano con ella, cuidando la tienda de pasteles o la tienda naturista de su sobrina o de su prima. En la tienda naturista le tome el gusto al refreso de vainilla y en la de pasteles me enamoré de la idea de hacer pasteles, más que de comerlos. Ir con ella podía ser aburrido (¡era mi abuelita!) pero terminaba siendo una aventura: ibamos a comer a las tortas de guisado que estaban en Independencia, me dejaba atender clientes, nos tomábamos los refrescos que estaban en el refrigerador o íbamos, a veces de escursión. La acompañé a los desayunos con mis tías hasta que sólo quedaban ella y mi tía Tere y una vez fuimos las dos con mi tía Reyna a la basílica de Guadalupe. Incluso me compró un cartel de la Virgen, con la esperanza de que me volviera guadalupana. Para su desgracia me hice historiadora.
Mi abuelita no reía facilmente y casi nunca lloró. La primera vez que la vi llorar fue por su hermana, mi tía Reyna. La segunda fue por sus hijos, mi mamá y mis tíos. Creo que una vez lloró por mi, pero yo no fui testigo. Fue una mujer dura, fuerte y triste. Muchas veces me he preguntado si le habría gustado vivir otra vida, una más libre. Si, de haber nacido en estos tiempos, se habría casado y habría tenido hijos. Pero lo hizo y lo hizo lo mejor que pudo. No era cariñosa, ni daba besitos. Pero un día me abrazo con todas sus fuerzas y ese día me dí cuenta de que era tan cálida en el corazón como en sus manos. Todo lo demás era su escudo y a veces lo dejó en el suelo para querernos.

domingo, 25 de septiembre de 2011

I am/ Yo soy

Han cambiado las cosas. Yo he cambiado. No es una frase hecha. Es una realidad.

Hace casi dos años cuando inicie este blog no sabía muchas cosas sobre mi o sobre lo que quería en la vida.

Había perdido mi brújula interna, el sentido a mi existencia y vivía sólo por el hecho de vivir. No tenía nada, adentro de mí estaba vacío. Era un fantasma, todo era gris y negro. Como siempre los libros eran mi escape, mis amigos y mis confidentes. Sonreía porque no sabía que otra cosa hacer y porque alguna vez un amigo me dijo que era mejor sonreir que estar tristes. Aún cuando no todo tu ser sonríe. Yo sé hacerlo. Sé sonreír sólo con los labios de tal manera que sólo quien me conozca bien podría observar que mis ojos no sonríen. Cuando río, cuando es de verdad, desde lo más profundo de mi ser, se nota. Quien me conoce lo nota.
Pero hablaba de hace dos años y de hoy en día. De como han cambiado las cosas y cuales siguen igual. Siempre he pensado que soy una mujer con el espíritu de un guerrero por dentro. Nunca dejo de pelear, incluso estando caída en el suelo me levantaba todos los días y me forzaba a seguir adelante. En los días más negros, cuando juraba que no había nada más para mí, cuando la "campana de cristal" me envolvía y pensaba que no iba a salir, incluso entonces me ponía de pie y seguí adelante. Talvez por eso estoy aquí, contandolo en voz alta. No me tomé un bote de pastillas, ni metí mi cabeza en el horno o me ahogué en un río. Me quede viviendo y seguiré viviendo.
Hace dos años, cuando me veía en el espejo no me gustaba. No me gustaban mis fotos. No quería verme. Creo que por eso casi no tengo espejos en mi casa. Porque en ese tiempo no podía verme a los ojos y cuando lo hacía desviaba la mirada. Hoy me gusta lo que veo, porque esa persona, esa mujer, soy yo. Esos ojos son los míos, esa sonrisa me pertenece y como eso todo lo que conforma mi cuerpo y mi persona. Hoy sé que soy fuerte, más fuerte de lo que muchos podrían suponer. Soy engañosa ¿saben? Parezco débil pero no lo soy, parece que la vida me ha tratado con cariño y que no tengo razones para sufrir. Pero no es cierto. Lo cierto es que he aprendido de las situaciones en el camino y las he convertido en experiencia, en conocimiento.
Sigo siendo una niña traviesa, siempre lo voy a ser. Todavía quedan remanentes de rebeldía. Soy capaz de tropezarme con mi propia sombra y pierdo hasta la cabeza. Me enamoro con facilidad y cuando le doy a alguien mi cariño me cuesta trabajo no seguir sintiendo afecto por las personas. Esta persona, esta mujer, no es perfecta. Pero es perfectible y todos los días encuentro razones para seguir cambiando y mejorando. No creo que en esta vida consiga la evolución absoluta, pero espero haber hecho un cambio importante.
¿Por qué hablar de esto? ¿Para qué escribirlo? Porque a veces se me olvida todo lo que he aprendido en casi dos años. Sólo en este año aprendí que podía amar de nuevo pero esta vez sin perderme en el proceso. Incluso aprendí que podía enamorarme y  dar marcha atrás. Estoy aprendiendo a deshacerme de cosas, de muchas cosas. Dejar de cargar tanto en mi espalda y empezar a hacer mis maletas espirituales para poderme mover. ¿A dónde podría irme si sigo cargando con todo?
Quiero compartir y recordar lo que hace no mucho me enseñó la vida: he crecido y he cambiado. Lo veo en mi manera de ver el mundo, en como me recupero de los golpes, en la manera de enfrentar las tareas y obligaciones e incluso en mi visión respecto a los demás. Pero, sobre todo, tiene que ver con cómo me veo a mi. Ahora, hoy, sé vivir conmigo. Ya no me duele dormir sola, ni me molesta llegar a casa en las noches. Todos los días hago un sincero esfuerzo por cuidarme. Todos los días me veo al espejo y veo a alguien a quien amo y por quien estoy dispuesta a vivir. No es sólo fuerza de voluntad, es algo más, algo muy mío. Soy un guerrero, un viejo cruzado dispuesto a pelear todos los días hasta el final.

martes, 13 de septiembre de 2011

Mean Girls

A veces me impresiona como la vida diaria se asemeja a las películas. Y no me refiero a ese cine hiperrealista que, por medio de imágenes intenta mostrar la realidad. Me refiero a como por momentos parecería que vivimos en una de esas comedias románticas gringas en las que suceden las cosas más absurdas. Me pregunto si es una de esas cosas en las que el arte imita a la vida o si en realidad hemos visto repetidas esas historias tantas veces que las convertimos en parte del inconsciente colectivo.
Una de esas historia es la de las "Mean Girls" o los "Cliques". Grupos de mujeres que se mueven como manada y que de vez en cuando aceptan a alguien de "afuera" para que se integre. Son representadas como mujeres que se sienten dueñas del lugar y maltratan a aquellos que consideran "inferiores". Es un cliché que se repite a lo largo de la vida: en la escuela, en la universidad, en el trabajo. Digo de mujeres porque son con los que más me he topado, pero también se de grupos así de hombres o incluso mixtos.

Todo esto viene al caso porque en mi trabajo hay un grupo así y durante un tiempo yo formé parte de dicho grupo. Desde el otro día no dejo de pensar en eso, tal vez porque me di cuenta de que no sólo ya no soy bienvenida en el grupo, ni incluida en sus actividades, sino que esto  no me causa pena y hasta lo agradezco. Así me quedé pensando en qué razones tuve para estar con ellas y cuáles para alejarme.
Pero empezaré esta historia por el principio: hace poco más de un año, cuando entre a trabajar donde ahora estoy. Es un lugar donde trabajan amigos que conozco desde hace unos años, además de una chica que fue mi compañera en la carrera. Cuando fue mi primer día la bienvenida general fue amable y cordial, pero ese día me encontré saliendo a comer sola. La verdad no me quejo, fue interesante y no me sentía con la seguridad de empezar a convivir, incluso con los viejos amigos. Al segundo día, la chica que fue mi compañera en la universidad se me acerco y me ofreció ir a comer con ella y su grupo de amigas. Ahí empezó todo.
Diario iba a comer con ellas, empezamos a organizarnos para los cumpleaños y para algunas salidas a tomar un trago o a bailar. Durante ese tiempo yo no estaba en mi mejor momento, más bien estaba en el fondo: había subido 30 kilos de peso, no quería salir a ningún lado ni ver a nadie y mi relación con la comida no era la más saludable. Pero también en esos meses, gracias a la terapia, me di cuenta de algo: soy comedora compulsiva (creo que es la primera vez que lo escribo así, sin más).

Del grupo de "amigas" dos tenían sobre peso y dos estaban delgadas, pero todas tenían una cierta obsesión con la comida y el peso. Había encontrado el nicho perfecto para mis inseguridades y mis miedos. La mitad de nuestras pláticas iban alrededor del peso, de la comida, de las dietas. Ahora que lo pienso, era increíble la cantidad de tiempo que nos quitaban esas pláticas. Además me sentía con la libertad de comer lo que fuera, igual no importaba, todas hacíamos lo mismo.
No sé decir cuál fue el momento exacto en el que me empecé a alejar. Fueron una conjunción de elementos que me movieron a otro lado y a otros intereses. Fue tal vez que me empecé a llevar con otras personas que a ellas no les agradaban. O que decidí tomar mi salud y mi vida en mis manos y empezar a cuidarme: traer comida hecha en casa, dejar de comer ciertas cosas, dejar de ir a reuniones o a comer fuera. O que me dejo de gustar la manera en que hablaban de los demás a sus espaldas y se me hacían molestas las bromas o burlas. Ya no quería portarme como si tuviera quince años, quería ser un adulto e integrar a más personas en mi vida. Quería cuidarme y ver por mi, no dejarme ni empezar a tomar una pastilla "milagrosa" que iba a cambiar mi vida.
Así me fui alejando.

No fue una decisión consciente, por lo menos no al principio. Pero después de un tiempo me cansé de intentar integrar esas dos partes de mi vida. En especial porque me fui dando cuenta de que yo no pertenecía a uno de esos lados. Siempre he sido una inadaptada social, me tardo en hacer amigos (aunque eso sí, los que hago son para toda la vida) y no le ando contando mis intimidades a cualquiera. Pertenecer a un grupo en el cual el ser íntimo perdía sentido y requería ser mostrado, e incluso prestado para burlas, insinuaciones y demás sutilezas se convirtió en algo poco atractivo y nada agradable.
Quien diga que las "Mean Girls" sólo son una mala película con Lindsay Lohan no tiene idea de nada. Existen y por alguna razón no se quedaron en la preparatoria.

lunes, 5 de septiembre de 2011

I wish I was the moon, tonight

Hay esos momentos en los que todo parece acomodarse por sí solo, como si por fin las piezas del rompecabezas empezaran a encajar de alguna forma inesperada. Así me siento ultimamente.
Estos últimos días tuve la oportunidad de verme con otros ojos, con los ojos del afecto y del amor. Con los ojos del crecimiento. Me vi y vi a quien alguna vez fui, a esa niña asustada que no sabía por donde caminar. Nunca he tenido tanto miedo y nunca he sido tan bendecida. Ahora me siento como si la vida me pusiera en un nuevo camino, uno en el cual tengo la oportunidad de hacer por otros lo que alguna vez alguien hizo por mi: estar ahí. Dificilmente podré olvidar a aquellos que me sostuvieron cuando me sentí debil, que me apoyaron cuando me pensé sola y que me quisieron cuando yo misma me había olvidado de mi. Estaré eternamente agradecida con todos ellos y cada vez que tengo la oportunidad de ayudar a otros siento que es mi manera de regresar al universo lo recibido.
La semana pasada estaba en un humor bastante melacólico. No dejaba de pensar en tantas posibilidades que no serían, en todos los caminos que se habían cerrado hace tiempo y en los últimos días. Tiene que ver con la belleza de ser dueño de uno mismo: a veces quisieras que alguien más tomara las decisiones difíciles pero al final sólo tú puedes hacerlo. Ser libre, libre para elegir, para cambiar, para moverte, también significa ser libre para encerrarte, para dañarte, para quedarte quieto. Es tal vez la sensación más compleja y hermosa del mundo: puedo hacer lo que quiera, pero primero necesito saber que es lo que quiero para poder hacerlo y después ser responsable de esa decisión.

martes, 30 de agosto de 2011

If I could tell you I would let you know

There are no fortunes to be told, although,
Because I love you more than I can say,
If I could tell you I would let you know.

Estoy en el momento de las despedidas. Talvez tiene que ver con estar enferma y cansada, o con los días grises que han regresado y prometen quedarse. Este va a ser un otoño frío. Y yo necesito renovarme. Renovar mi existencia. 
Hasta hace poco las cosas eran tan claras para mi. Hoy no lo son tanto. Así que necesito empezar a deshacerme del peso innecesario, de esas cosas que cargo conmigo y con las que no puedo más. Necesito despedirme de todo lo que no necesito y en especial de todo aquello que no me deja soltar naves y viajar hasta los confines de la tierra. Algunas son cosas: ropa, zapatos, libros, discos. Otras, las más difíciles, son historias inconclusas, amores mal-logrados, intenciones, promesas, ideas.

Si pudiera decírtelo, lo haría.
Hay tantas personas con quienes podría aplicar esta idea. Si pudiera decirlo. Si me sintiera con la fuerza espiritual, anímica, de autoconcepto e incluso física para hablar. Le diría a mi padre que lo amo a pesar de todo y que lo único que me entristece es que la soberbia y el orgullo mal entendido no nos van a dejar nunca ser padre e hija por completo. Le diría a mi madre que la amo a pesar de sus locuras y que me llena de orgullo cuando veo algo que ha logrado; que han tenido que pasar años para entender ese sentimiento y que espero un día tener un hijo (una hija) que sientan lo mismo por mi. A E. que lo único que deseaba de él era amistad, que si lo quise más allá de lo debido fue un momento ilusorio y que a pesar de todo (las caras, los silencios, el enojo) sigo siendo su amiga y me seguiré considerando como tal aunque sé que él no se considera mi amigo. Si pudiera decirlo lo haría. Y acabo de escribir lo que en un momento de locura (inducida o natural) podría salir de mi. Pero hay tantas cosas que no diré nunca. Tal vez ni siquiera estas. O las diré de otra manera, las diré en silencio, para mi. A lo mejor las escribo, hago con ellas un poema, un cuento, una novela. Las guardo o las imprimo. Las convierto en algo que no son. En las historias inconclusas y los ciclos que tengo que cerrar conmigo, para mí.


lunes, 22 de agosto de 2011

Cambia, todo cambia

Venía en el taxi camino al trabajo, algo retrasada, cuando me puse a escuchar al locutor del programa de radio que venía escuchando el taxista. Leyó un fragmento que escribió un fragmento sobre las cuatro cosas necesarias para vivir una vida plena y ser feliz en la vida. Normalmente me río de esas cosas, son tan... ingenuas. Pero hoy puse atención y quiero escribir lo que escuché para no olvidarlo:
1o. Las personas que llegan a tu vida son las que tienen que llegar cuando tienen que llegar. No existen las casualidades.
2o. Las cosas pasan cuando tienen que pasar, no antes ni después. Suceden cuando se está listo para el cambio y para el aprendizaje.
3o. Las cosas pasan como tienen que pasar, el hubiera no existe y no hay posibilidades alternas. Lo que sucedió es lo único que podía suceder.
4o. Las cosas y las personas se van (o terminan) cuando debe ser. Lo único que se puede hacer es desapegarse y decir adiós, con la conciencia de que se ha aprendido algo y se ha dado un paso más en el crecimiento.
Según esta lectura, quien logre asimilar estas cuatro ideas habrá logrado el desapego y podrá ser feliz con lo que es y lo que tiene por que eso es lo que debe tener, no más, no menos.

No sé. Por una parte me agrada la idea de que las cosas, las situaciones, los hechos de la vida, tienen una razón de ser más allá de la comprensión humana. Hay tantas cosas que suceden así: personas que llegan a mi vida sin razón alguna y se vuelven muy importantes; situaciones de aprendizaje que cuesta trabajo entender; finales que no esperamos pero que en el fondo sabemos que venían en camino. Todo cambio es así, viene acompañado de tantas cosas que cuando por fin sucede no lo notas. A mi me ha sucedido, me está sucediendo todos los días. Talvez no lo note al principio pero hay algo en mí que ha cambiado, que está cambiando cada momento. Son pensamientos, acciones, ideas. Están ahí y cuando por fin toman forma, cuando yo o los que me rodean podemos verlos entonces el cambio está hecho, no hay vuelta atrás.

viernes, 19 de agosto de 2011

¡¡¡¡Viernes!!!!

Hoy es un día para compartir música, tomar unos tragos y divertirse ¿O no se supone que los viernes son para eso: divertirse? Mi semana ha sido larga, ocupada, repleta de cosas innecesarias, de decisiones definitivas y de opciones diversas. Ayer, comiendo una paleta de dulce me salió un mensaje "El amor anda cerca". Era de esas de "manitas de la suerte" y me dio risa pero al mismo tiempo sé que es verdad: el amor anda cerca. El amor me rodea y me llena. Y no, no es el amor de alguien más. Es el amor que me tengo yo, por el que puedo avanzar y seguir de pie. Creo que si empiezo por ahí todo lo demás caera por si solo.

Mientras tanto empiezo mi propia fiesta. Mi propia noche (tarde) de viernes, después de una larga semana de trabajo. Mis días se vuelven cada vez más, muestrarios de tareas por terminar. Cada día que pasa me siento más repleta de cosas por hacer, papeles por entregar, documentos que revisar. Pero pienso que todo va  a salir bien. Es una sensación extraña: en este ámbito (el editorial, en México, haciendo libros de texto) pensar que las cosas van a salir bien es casi como tener una soga al cuello, mas si me dejo llevar por la angustia general lo único que voy a lograr es perder la cabeza.


Termino este post con otro poco de música y una interesante cita literaria. Como dije: es viernes, día de música, risa, compañía y convivencia. Conozco mucha gente que hoy va a trabajar hasta que se termine el día. Pero yo me niego a hacerlo sin divertirme aunque sea un poquito ;)


"Escribo para nada y para nadie. Si alguien me lee será por su cuenta y riesgo. No hago literatura: sólo vivo el paso del tiempo." Clarice Lispector

lunes, 15 de agosto de 2011

Equilibrio

La semana pasada tuve la oportunidad de recibir un curso sobre equilibrio en yoga y quiero compartir mis impresiones aquí. Y no es sólo por que haya aprendido algo sobre el equilibrio físico, también aprendí algo sober equilibrio emocional y mental. En realidad, pienso que aprendí bastante y lo importante es que empiezo a ponerlo en práctica en mi vida diaria. Por que el equilibrio  no sólo implica no caerse (y a mi que tengo la habilidad de tropezarme en superficies lisas no me haría daño tener un poco de ese), significa también encontrar un punto medio entre las diferentes áreas de la vida, en el humor, en el carácter y en las acciones.

Es tan malo vivir absorbido por el trabajo, estresado y de malas como vivir sin preocuparse por nada, viendo las mariposas y tranquilo. Todo exceso implica desequilibrio. El equilibrio significa encontrar ese punto medio que permite ser y existir. Yo suelo ser de los que van por la vida tranquilos y sin inmutarse pero también sé trabajar y concentrarme. Sé trabajar hasta altas horas del día, incluidos fines de semana, pero también sé donde detenerme. Es complicado y a veces me dejo llevar por alguno de los dos lados.

Admito que si pudiera elegir probablemente sería una sibarita hedonista que viviría para las cosas agradables y placenteras de la vida. Pero eso implicaría desequilibrio pues al final lo desagradable existe y esta y no puedo (ni debo) negarlo. Conozco, más de lo que quisiera, gente que vive en el lado obscuro de la vida. En el resentimiento o en el enojo contra el mundo. Conozco personas que nunca dejan de trabajar y cuya existencia esta definida por su trabajo, lo que  me hace preguntarme ¿Qué harán el día que no tengan trabajo? ¿Cómo sobrevivirán en un mundo que no los considere útiles? Me sirven de cuento precautorio, de fábula realista contra todo tipo de exceso. Tanto el exceso de placer como de castigo es negativo por que se crea un vacío. Se pierde el balance y se vive hacia un solo lado de la experiencia humana.


sábado, 6 de agosto de 2011

Janet Echelman: la imaginación entendida seriamente | Video on TED.com

Es raro que comparta algo encontrado en la red... especialmente en twitter, pero el día de hoy un amigo posteo esto y vale la pena compartirlo (bueno el lo posteo hace días pero hoy lo vi yo): Janet Echelman es artista y mejor dejo que la escuchen y la vean explicar cómo es que hace su arte y cómo ha logrado crear algo nuevo desde otro punto de vista. Buen fin de semana a quien este por ahí leyendo esto.

Janet Echelman: la imaginación entendida seriamente | Video on TED.com

viernes, 5 de agosto de 2011

There's no place like home

Desde el martes de esta semana estoy viviendo asilada en casa de mi mamá. Como les había platicado aquí no había agua en mi casa y sinceramente no estoy teniendo tiempo (ni ganas) de pelearme con la gente, así que... pedí asilo y me fue concedido. Admito que ha sido una experiencia interesante pero, al mismo tiempo, complicada.

Les voy a decir algo sobre mí: hace diez años yo busqué salir de casa de mi madre y empezar a vivir sola. He vivido fuera de esa casa durante todo ese tiempo. Construir mi independencia me ha costado tiempo y trabajo. Ha sido dificil, doloroso, cansado. Pero al final del día sigo siendo yo y para dejar de ser libre e independiente tendrían que matarme. Por que mi libertad no esta en las cosas ni en los lugares, mi independencia no se encuentra en un par de zapatos o en un libro, estan conmigo, en mi ser, bajo mi piel.

Así que esta semana ha sido como había mencionado, interesante y complicada. Quiero regresar a casa pero no sé si estoy dispuesta a pelearme y a usar mi tiempo para eso. No lo sé. Al mismo tiempo admito que llegar a un lugar donde eres esperado, querido y tratado con amor es algo nuevo. En diez años no es una experiencia que haya tenido muchas veces. Nunca he vivido (no de tiempo completo) con una pareja. He tenido "roommates" pero es distinto: la comunicación y el interés son diferentes. Así que eso de llegar y que alguien me pregunte ¿Cómo te fue? o ¿Te sientes bien? es extraño. Sinceramente me preocupa mal acostumbrarme y que después, mañana o pasado, mi soledad me pese como una loza.

Toda esta experiencia me ha hecho cuestionarme ¿Dónde esta mi hogar? Mi pequeña casa, con su forma de barco y su pequeño espacio es lo más cercano a un hogar para mi hoy en día. Pero si hoy o mañana tuviera que salir de ahí para no volver no estoy segura que lo extrañaría tanto.  Mi hogar... mi hogar esta conmigo. Me refiero a que yo con un par de libros, mi música y mi diario hago mi casa en cualquier lado. Podría ir al fin del mundo y si tengo eso, ese lugar será mi hogar. No hay alguien fuera de mi que represente mi hogar. No existe ese alguien. Mi hogar esta conmigo. Yo soy mi hogar. Ya no es mi mamá, ni mi abuela. Ya no es una casa en específico. Ya no es otra persona. Soy yo. Yo soy lo que me hace fuerte, y cuando me dejo ir pierdo mi centro y mi equilibrio.

¿Suena como de libro chafa de autoayuda? Lo sé, pero es cierto en un nivel menos romántico y más real. ¿Recuerdan que al principio les platiqué que hace diez años busqué salir de casa? dos años después fui a vivir con mi abuelita a un depa que le pusó mi mamá y después de dos años me corrieron de casa. Más allá del porqué me corrieron el asunto fue que de un momento a otro aprendí que no contaba con nadie, que aquellas personas que se suponía eran mi familia, mi eje y mi apoyo me podían abandonar así de fácil. Yo era mi único sostén. También aprendí que la familia, la verdadera familia, no es aquella en la que uno nace, más bien es la que uno crea con ayuda de los amigos y de las personas que te aceptan como eres. Mi familia hoy en día incluye a mi mamá, pero no por ser mi mamá nada más, tiene que ver con que hemos construido una nueva relación materno-filial que es totalmente nuestra, que nos representa a ambas y que esta basada en nuestro ser individual.

Así que como podrán ver (leer) no es autoayuda, es algo más. Es individualidad. Es independencia. Es libertad. Tengo familia, pero es la que yo he elegido y tengo un hogar y esta donde yo estoy. Donde está mi corazón. Como diría U2 home is where the heart is.


PD: hablando de U2 hoy leí que el disco Achtung Baby cumple 20 años en noviembre. ¡Es mi disco favorito de la banda! Sólo por eso les dejo una rolita de ese LP:

9 Hit Songs That Musicians Gave Away to Other Artists

9 Hit Songs That Musicians Gave Away to Other Artists

Una noticia interesante: cosas (canciones) que sus creadores han dado a otros y si hacerlo fue un error o una buena decisión. Me agrado la idea de que a veces hay canciones, ideas, creaciones que aunque uno las realiza pueden ser mejores en manos de otros. Mi pregunta es ¿De quién es el logro realmente? ¿Del creador o del que logra hacer algo con eso? :)

martes, 2 de agosto de 2011

Water/Agua

Estoy cansada. Y no, no es uno de esos momentos en los que me quejo del mundo gratuitamente. Estoy honestamente cansada. Anoche dormí menos de 3 horas y ni siquiera las dormí bien. Dormí a medias, angustiada y con una cierta desesperación en mi ser: no tenía agua.

Vivo en un pequeño edificio de apartamentos diseñado de tal manera que sólo la mitad del edificio tiene la posibilidad de acercarse a la bomba de agua. El resto de nosotros dependemos de esa mitad. Es un edificio pequeño (10 apartamentos) y mi casa es realmente pequeña, 30 m2 que en realidad son como 20 por que diez están hacia arriba. Vivo en un pequeño barco de concreto que se mueve cuando pasan los camiones y que desde el domingo no tiene agua. ¿Porqué? No por que el gobierno haya realizado recortes de agua, ni por que se rompiera la tubería... ¡No! mi falta de agua es por que uno de mis muy amables y ecológicos vecinos cierra la bomba de agua y no deja que nos llegue a todos. El día de hoy lo detesto con todo mi corazón.

Se suponía que hoy iba la señora que me ayuda a limpiar mi barco, quien obviamente no pudo trabajar por falta de... agua. Se me hizo tarde para llegar a trabajar por que tuve que ir a casa de mi madre (del otro lado de la ciudad) a bañarme y gaste mucho dinero para pagar un taxi  que me dejara en la oficina al sur de la ciudad. Así que aquí estoy contando al mundo entero que no tengo agua y que mi vecino no tiene... respeto por los demás. No sé si alguien lee esto pero si es así, espero comprendan mi frustración, angustia y cansancio de este día.

Pienso, desde hace mucho, que si el agua se llega a terminar en el mundo, realmente terminar, ese día la vida en este planeta realmente va a terminar. ¿Quién puede vivir sin agua? Sin electricidad es complicado pero se puede, sin gas también. Pero sin agua no se puede limpiar, ni uno mismo ni el entorno. Sin agua nos morimos de sed, literalmente. Sin agua no hay cultivos, ni árboles, ni nada de comida. Sin agua se mueren los animales y las fábricas no pueden producir.

¿Alguna vez se han quedado sin agua? ¿Hay algo sin lo cual realmente no puedan vivir?

viernes, 22 de julio de 2011

Karma

Soy una persona extraña. Si han leído la mitad de este blog ya lo podrán imaginar, si no, pues así es. Extraña. Creo en pocas cosas: en mí, en Dios y en las leyes o reglas que rigen el Universo. No creo en ninguna religión específica, no creo en la mayoría de las personas y siempre dudo un poco de la buena voluntad de los extraños y de los conocidos. Creo en la magia como aquello que no podemos (sabemos) explicar de manera racional y los milagros son, a mi parecer, actos que estan más allá de nuestra (mi) comprensión.
Todo esto va a que creo en el Karma o en algo parecido. Pienso que lo que los hindús llamaron karma hace siglos es parte de las leyes que norman el funcionamiento del universo, una especie de ley de causa y efecto. No es que alguien haya decidido que nos tenga que ir mal pero sí que cuando actuamos incorrectamente (o contra las reglas) va a haber una sanción y una respuesta. Una que probablemente no esperamos y no queremos tener.  También debe existir al contrario, lo que llaman dharma, es decir que a cada acto de bien o que sigue las reglas le corresponde uno igual. Nunca llega como lo esperamos, en la forma en la que lo deseamos ni cumple con las espectativas. Pero llega. Y si lo sabemos ver y disfrutar es realmente hermoso.
También creo que existe algo que tiene relación con lo anterior: la vida nos pone pruebas. O Dios. O el Universo. Como le quieran decir, le gustan los exámenes. Sorpresa, orales y sin haber estudiado ni una madre. Nos pone frente a gente que no soportamos para ver si podemos lidiar con ellos. Nos enfrenta con nuestros miedos más profundos para poder avanzar. Nos obliga a crecer y cambiar cuando es necesario. Y a veces, nos deja caminar solos para ver si aprendimos algo de la prueba superada. Hoy estoy en una de esas pruebas. Me agrada la idea de empujarme un extra para aprender algo nuevo. Además un amigo solía decir que si Dios te puso en ello es por que sabe que puedes superarlo.

¿Creen en algo? ¿En Dios? ¿En una religión? ¿En una persona? ¿En ustedes mismos?


Para bajarle a la profundidad de este post un poco de música propicia para viernes:

miércoles, 20 de julio de 2011

Yoga

Antes de empezar quiero hacer una aclaración: yo no soy budista, aunque me parece que Buda no estaba tan perdido. Admito que si practico yoga no es por un sentido religioso metafísico, tiene que ver, en principio, con cuidar mi cuerpo y mi salud.
Pero entonces ¿Porqué hablar de yoga? Pues por que llevo los últimos 6 meses practicando esta disciplina y hacía mucho que no me sentía tan bien como en este tiempo. No sólo tiene que ver con bajar de peso (que lo he hecho), o  con mejorar mi postura (que creo que también), es algo más absoluto. Es mejorar mi relación con mi cuerpo y aprender a aceptarlo y quererlo como es. Y practicar yoga me ha ayudado a lograr ese objetivo que no tenía pero que ha sido esencial para todo lo demás. No soy una flaca de 1.75 de estatura y medidas perfectas. No lo voy a ser. Mido 1.65 y tengo curvas como Christina Hendricks (quien se ha convertido en mi  modelo a seguir).  Me gusta sentir que mi cuerpo se alarga y se estira, me gusta la sensación de que mis piernas sean un poco más delgadas o que mi cintura esta más marcada, pero no vivo obsesionada por obtener una figura "perfecta" por que ya la tengo. Tengo la figura, el cuerpo, que es perfecto para mi.
Con el yoga he aprendido a respirar de nuevo. ¿Aprender a respirar? podrían decirme ¿qué, antes cómo le hacías? Pues el asunto es que sin darme cuenta, había perdido la conciencia del acto simple, común y sencillo, de respirar. Incluso había momentos en los que no respiraba. Nada. No sé como no me morí sin aire. La mística del cuerpo humano funciona de maneras que no comprendemos a menos que sea parte de nuestra formación. Así que ahora, todos los días me recuerdo que debo respirar. Tomar aire con fuerza y sentir como pasa hacia mis pulmones, como esa acción tan común se convierte en algo trascendente por que oxigena todo mi cuerpo.
También esta, no puedo negarlo, la parte de energía. En yoga hablan mucho de encontrar el equilibrio y el centro. Yo no soy tan evolucionada como para decir que tengo un equilibrio envidiable. Al contrario, tengo la propensión al desequilibrio físico y mental. Me refiero a que un día puedo hacer una postura sin ningún problema y al siguiente caerme sin más. De igual forma hoy puedo sentirme muy feliz y contenta y mañana estar cansada y algo triste. Pero desde que estoy en busca de ese centro me siento capaz de ubicar y controlar mi propio equilibrio y no sólo me refiero a lo físico. Además, como diría mi maestra, lo que pasa en la clase de yoga se refleja en la vida externa y en la vida interna, así como lo que sucede en el interior y el exterior se refleja en la clase.


PD: Las ilustraciones son de Írisz Agócs una ilustradora húngara y su blog es: http://artistamuvek.blogspot.com/

jueves, 14 de julio de 2011

Alevosía

¿Conocen esa canción de Luis Fernando Aute? ¿Alevosía? Habla de ese tipo de amor que no es completamente sano pero sin el cual no podríamos vivir.  Conocemos el resultado y aún así nos aventamos a tirarnos sin paracaídas desde un décimo piso. No hay final feliz posible. Queda uno con heridas que se cierran con el tiempo pero que siempre dejan cicatrices. Son el tipo de batallas que uno pelea con el corazón y con la esperanza de que por una vez no sea cierto lo que sabe y las cosas sean "para siempre". Pero "para siempre" sólo es "por ahora", no tiene mañana. Lo bueno de esos amores (llaménlos pareja o amistades) es que siempre queda algo, una lección aprendida, una mirada de conocimiento, un "yo ya pelee en esa guerra y conozco como termina". Estoy en un momento en mi vida en el que tengo una de esas relaciones a flor de piel y sé cuál es el camino, conozco como va a terminar, o mejor dicho, como el final llegará cuando yo estaba preparada para continuar. No tiene futuro, no hay mañana, no vamos a tener hijos juntos ni llegaremos a viejos (sólo de pensarlo me da miedo, nos la pasaríamos discutiendo todo el tiempo). Pero por ahora es lo que quiero. Es con quien quiero estar. Sé que cuando todo acabe por fin y, tal vez, por esta ocasión sea yo quien le ponga el punto final, me va a doler. Pero no puedo detenerme y si se me permitiera me jugaría toda la piel y el corazón. De todas formas, como dice Enrique Bunbury, yo ya perdí mi apuesta por el rock 'n roll.

Ayer fue un gran día en mi familia: mi mamá presentó su libro "Historia del Diseño Gráfico en México 1910-2010" en el Palacio de Bellas Artes en México. Se llenó la sala y todo el mundo alabó su trabajo. Admito que me siento muy contenta por ella y por que todo le este saliendo tan bien. Este libro costo mucho tiempo, dinero, esfuerzo y ánimo de muchos (sobre todo de mi mamá) para poder salir a la luz. Así que ahí esta,  mi hermano de papel, a la venta y puesto frente al público. Me siento muy orgullosa por la madre que tengo y me pregunto ¿cuándo estaré a ese nivel? Les paso un link respecto a la presentación:

http://www.conaculta.gob.mx/sala_prensa_detalle.php?id=14521

Esta ha sido la semana de los reencuentros y de los desencuentros. Estoy entre dos historias inconclusas que no logran cuajar y me pregunto si sólo podré encontrarles un final posible en la literatura. Se me ocurre escribir sobre esto y así, a lo mejor, encontrar algún tipo de resolución en algo que parece no empezar ni terminar. A veces pienso que la literatura sirve para eso, para encontrar un punto que en la realidad está perdido.

viernes, 8 de julio de 2011

Nubes

Como podrán ver, leer, estoy aprovechando que por el momento tengo algo de libertad cibernética en el trabajo. Intento no abusar pero me agrada la idea de escribir aquí un poco más seguido. Extrañaba hacerlo y los fines de semana no son muy propicios para esto. Me gusta estar aquí, en mi escritorio, sentada pensando y usando el teclado para algo mío. Desde mi lugar alcanzo a ver el cielo, las nubes después de una tormenta. Me pregunto si mi vida no esta definida por hechos similares: tiempos de tormenta, tiempos de calma, tiempos de sol y tiempos de lluvia. Calor, frío, humedad. Ahorita a pesar de las lluvias y el frío me siento cálida y soleada. Por momentos me dan ganas de gritar repleta de alegría, después entro en un estado de frialdad interna. En este instante siento un extraño calor interno, muy mío. Estoy contenta, feliz sería un extremo, pero también podría aplicarse ese termino. Feliz. Todo va bien. Es viernes, se termino una semana algo pesada y larga. Termine mi trabajo con tiempo y sin problemas. Estoy en camino de "recuperar" algo que no estoy segura se hubiera perdido o sólo tomo otra dirección. Talvez, sólo talvez, existe la posibilidad del amor. Nada es absoluto ni eterno. Todo se transforma y regresa con nuevas posibilidades.
Me pregunto si con amar debiera ser suficiente, como dicen algunos, o si en verdad necesito ser amada en consecuencia. También tengo la duda de si esto sucederá y me refiero a ser amada por una pareja pues amor recibo todos los días de mi familia y de mis amigos. También tengo la duda de si dejo de esperar que EL AMOR llegue, talvez, entonces si suceda. Cuando me pregunto estas cosas intento recordarme que a penas voy a cumplir 30 años, no 60. No soy Bridget Jones, aunque por momentos me le parezco en las compulsiones, el peso, los amores imposibles, la habilidad natural para el ridículo y el auto-humor involuntario. Espero no haber llegado al nivel de patetismo del personaje y deseo, de todo corazón, no llegar.
Como sea, necesito quitarme el humor Bridget de encima y dejar de pensar que el "sexy bastard" con el que trabajo se parece en algo a Daniel Clever (no lo creo, el de la película era Hugh Grant en sus mejores épocas y el que conozco sería la versión 4 pirata, jeje), o que algún día encontraré algún tipo de Mark Darcy con todo y aspecto serio, guapo, voz sexy y que se parezca a Colin Firth jajaja.

Para aquellos que no conozcan a la ridícula pero adorable Miss Jones les dejo primero el link para el primer capítulo del libro que se publicó: http://www.nytimes.com/books/first/f/fielding-diary.html

Segundo el corto de la película, que si no la han visto se las recomiendo, especialmente si son mujeres y están teniendo un momento down, en verdad puede levantarle el ánimo al más depre (conmigo lo logra, varias veces):

jueves, 7 de julio de 2011

La hora

Yo  no uso reloj. Desde hace años decidí dejar de utilizarlo por diferentes razones. No es que no tenga relojes, pues hasta hace poco mi madre consideraba parte de su trabajo comprarme de vez en cuando un reloj bonito para que no anduviera sin saber la hora. No los uso. Ya no estoy acostumbrada a su peso en mi muñeca y si volviera a utilizar uno sería más como una bonita pulsera que como aparato para saber la hora.
Cuando usaba relojes me gustaban los de hombre. La sensación del tamaño de un reloj masculino me hacía sentir como en el libro de El Amante de Marguerite Yourcenar. Si dije el libro, porque la película me tarde varios años en verla, pero el libro lo leí a la tierna edad de 15 años (más o menos). En el primer encuentro entre el chino y la niña ella llevaba un sombrero y un cinturón masculinos. Eran detalles que la hacían verse fuera de lugar y al mismo tiempo sabías que el personaje no sería tan llamativo si usara algo más femenino o infantil. Al fin y al cabo era una niña-adulta y eso tenía que ser notorio.
Por eso usaba relojes masculinos y todavía, ahora que no uso reloj, me gusta utilizar objetos que parecen fuera de lugar pero que de alguna manera funcionan conmigo: prendedores antiguos, sacos de hombre, zapatos de colores extraños. Cosas así.
Todo esto venía porque no uso reloj. El asunto es ¿Por qué dejé de usarlo? Se supone que son útiles, nos dicen que hora es, si vamos tarde o a tiempo, si alguien va a llegar antes o después. Podemos concertar citas, hacer horarios, trabajar. Pero ¿Y vivir? Un día descubrí que el reloj me estresaba a niveles insospechados y no era culpa del aparato en mi muñeca pero si era la fuente de esa sensación tan desagradable, cuando se tensan los músculos del cuello y de la espalda alta porque hay algo que debería estar haciendo. Así que me quite el reloj y seguí con mi vida... si quiero saber la hora tengo un celular, y millones de personas que cargan reloj. Las tiendas, los cines, en todos lados te dicen la hora. El asunto es: el tiempo no es medible, el tiempo cambia, se mueve, dura lo que deseamos que dure y a veces nos sorprende y se termina antes de lo esperado.

martes, 5 de julio de 2011

Días grises

Llevamos dos semanas de días absolutamente grises en la Ciudad de México. Grises, nublados, lluviosos. Después de poco más de un mes de sol y calor ahora el sol se esconde tras la neblina y no hay más que momento de calor. Normalmente me gustan estos días, pero ultimamente me pregunto si mi animo no se esta dejando pintar del mismo color. Tengo ganas de escribir sobre tantas cosas pero todo me parece tan sombrío, tan falto de luz. Hasta mi vestuario se ha convertido en un reflejo del clima. Uso colores para distraerme del hecho de que tengo frío y si por mi fuera no saldría de mi casa ni a la esquina, mucho menos a varios kilómetros de distancia a mi oficina. Pensar en lavarme el cabello o arreglarme me cuesta trabajo y no por que sea difícil si no por que el pensamiento que esta en mi mente dice algo así como: ¿para qué me arreglo si de todas formas me va a llover? ¿para qué me maquillo si luego voy a tener todo embarrado por el agua? ¿lavarme el cabello? ¿con el frío que hace? lo único que me falta es enfermarme de gripe.
Algo cierto, entre todas las incertidumbres, es que las últimas semanas han estado repletas de momentos de prueba. En el trabajo, en lo personal, en mi familia. A veces me siento como si alguien me hubiera metido en una bolsa de plástico y la trajera de arriba para abajo. Cuando me doy cuenta todo me duele, estoy cansada y lo único que quiero hacer es meterme a la cama y no salir hasta el próximo año. Eso me paso este sábado: me metí a mi cama y no salí, ni de la cama. No, no estoy deprimida (aunque a veces creo que estoy en una orillita esperando deprimirme). Estoy cansada. Tengo sueño, todo el tiempo tengo sueño. Pero no dejo de levantarme en las  mañanas y este fin de semana invite a alguien a cenar a mi casa. Como si fuera tan fácil.
Lo es. Es fácil. Es tan sencillo ponerse de pie y seguir caminando a pesar de todo. Me he caído tantas veces en la vida (literal y figurativamente hablando) que ya sé cuando reírme y cuando quedarme callada. Ya no lloro. Casi no. Y no soy muy fan de llorar en público, aunque a veces no puedo evitarlo. Usualmente lo que hago es sobarme el golpe, limpiarme las heridas -si las hay- y seguir caminando.
Ahora algo de música para alegrar y dar forma a este día:
Se llaman Clock Opera y son realmente buenos. Música electrónica para días lluviosos, digo yo.

Aquí va otra: The Feeling "love it when you call" en vivo en la BBC. Esta fue la primera vez que yo escuche a este grupo y me considero fan.

Y para finalizar The Strokes, que vienen a México en octubre y ¡voy a verlos! Es algo que me tiene contenta: voy al Corona Fest (Corona Capital hoy en día) y me tocará escuchar a varios grupos que de verdad me agradan como este, Portishead, Editors, etc.

¿Qué hacen en los días lluviosos? Además de seguir con la vida diaria ¿hay algo especial que les guste hacer? Yo admito que en estos días me dan ganas de hacer dos cosas completamente diferentes: quedarme en mi camita leyendo y salir a correr. Correr bajo la lluvia es liberador, extraña y completamente liberador. Supongo que lo de quedarse en cama es fantasía común: nadie quiere salir a mojarse y enfriarse. Si por todos fuera los días de lluvia serían de guardar. Pero también es lindo estar bajo la lluvia. El agua siempre tiene ese poder curativo y de limpieza. Limpia las calles, el cuerpo y a veces el alma.

lunes, 27 de junio de 2011

She's not there

Primero que nada, a todo aquel que todavía se de una vuelta por aquí y lea lo que escribo, una disculpa por mi post anterior. Era algo, bastante, deprimente.

Ahora a lo que sigue. Tanto en el blog como en la vida. Lo que sigue es... no tengo idea. Los últimos días he tratado de dilucidar que quiero hacer ahora. Hay tantas cosas y a veces siento que el tiempo no me es suficiente. En realidad el problema es más complejo que el tiempo (y miren que el tiempo es un asunto bastante complejo). El problema esta en ¿por dónde se empieza? y al que diga que "por el principio" que lo aspen, pues el principio en este caso no es tan fácil de encontrar. ¿Cuál principio? ¿El principio de qué? Así que estoy tratando de encontrarle el inicio al hilo de Andrómeda para salirme del laberinto de mi propio Minotauro.

Por otro lado estoy disfrutando un cierto descanso que toda esta situación me ha dejado y la seguridad de saber quien soy y de que quien me quiera tendrá que aceptar a esta persona. Me agrada quien soy, incluso cuando las hormonas hacen presa de mi mejor humor. Me gusta como enfrento las cosas y jamás podrán echarme en cara que soy débil o que me caigo fácilmente. Soy fuerte. A veces creo que demasiado. Otras me doy cuenta de que soy tan fuerte como debo serlo. Y estoy cambiando, todo el tiempo. En unos meses, o en unos años, quien busque a quien yo era hace dos o tres años no la va a encontrar. De ahí el título de este post y la canción con la que cierro: Ella no esta ahí. Ella ha cambiado, ha dejado de ser la misma niña inocente y asustada.

jueves, 16 de junio de 2011

Jar of Hearts

Queria escribir. Pero ahora no se que decir.


Tal vez esta no haya sido la historia, pero así me siento. Este video lo dice todo. Me duele algo y no sé que es. Pero de todo se aprende. De todos se aprende. Me ha costado tanto trabajo volver a creer en mi, volver a poner "la luz en mis ojos" que no voy a dejarme caer ni dejar que alguien más me destruya. Es alguien que me causa pena: no tener nada ni a nadie, preferir la soledad al compromiso (que conste que no me refiero al matrimonio, hablo de todo tipo de compromiso en la vida: con los amigos, con uno mismo, con el trabajo), preferir la obscuridad a la luz y el enojo a la alegría. No es un lugar donde me gustaría estar. No es un tipo de vida que quisiera tener.  Así que en realidad debo sentirme con suerte. Con un ángel de la guarda que al final me proteje y me mantiene lejos de ese frío.

Para mejorar el ánimo, les presento a mi nueva obsesión televisiva: White Collar.Vean la serie, disfruten la historia y si son mujeres, por favor, disfruten a Matt Bomer.

lunes, 13 de junio de 2011

La soportable inlevedad del ser

Mi ser no es leve y mi corazón es un fácil de lo peor. Estas son mis reflexiones del fin de semana.

¿A qué me refiero con estas dos afirmaciones? Pues verán, la primera pareciera que tiene que ver con mi peso, pero en realidad tiene que ver con mi espíritu y su peso. Mi peso físico es una cosa muy diferente al peso que cargo en mi espíritu, con las experiencias y los aprendizajes recogidos en el camino. Ayer caminaba por una calle y se me juntaron una serie de recuerdos: novios, amigos, infancia, juventud, familia. Tantas cosas, tantas personas.  Y todos los días tengo un recuerdo nuevo, una nueva nota a pie de página para algún lugar. O para algún día, alguna persona, alguna hora. Por eso me gustaría viajar lejos, para crear memorias en espacios nuevos y con gente desconocida. También es por eso que mi espíritu pesa, pesa mucho. Por eso no puedo ser leve, no puedo andar como si nada por el mundo. Todo lo que soy tiene un significado e impacta en mi presente y en mi futuro.

Ahora, lo del corazón. ¡Es cierto! soy de corazón fácil. Facilísimo. Me refiero a que cuando alguien entra en mi corazón, cuando se gana un lugar entre mis afectos, me es muy difícil, casi imposible, cortar de tajo con ellos. El otro día hablaba del amor incondicional. Supongo que tiene que ver con eso pero sobre todo con que mi corazón, mi sensibilidad, no son exigentes ni piden demasiado. Me encariño rápido con la gente, me enamoro con una facilidad pasmosa y aunque una relación de pareja termine mis afectos no desaparecen sólo se transforman. Por eso sigo siendo amiga de varios de mis ex. Por eso sigo teniendo amigos que conozco de toda la vida y también por eso a pesar del tiempo y la distancia nunca dejo de querer a quienes han formado parte de mi vida. Han sido pocas las personas que he, concientemente, puesto a un lado del camino y no he vuelto a mirar. En esos casos ha sido por salud mental propia o por que la persona así lo quiso. Cuando digo por salud mental propia me refiero a que algunos eran personas tóxicas y dañinas que era mejor tener lejos. Y aún así cuando se comunican siempre soy amable pues recuerdo, además del dolor, el afecto.

viernes, 10 de junio de 2011

The next six months

Existen días en los que dan ganas de contarlo todo. Hay otros en los que dan ganas de guardarlo todo en un cajón dentro del alma y no enseñarselo a nadie.
Hoy estoy en un punto intermedio. Quiero hablar, pero al mismo tiempo temo lo que podría salir de mis labios (o en este caso de mis dedos). En los últimos meses me he enamorado y desenamorado, he descubierto que podría tener una mejor oportunidad en el amor, he decidido que quiero hacer con mi futuro, he perdido varios kilos y una que otra "amiga", me he decepcionado de la gente y he encontrado amigas inesperadas. Tanto en tan sólo seis meses. Medio año a penas y parece una vida entera. Y todavía me quedan otros seis para terminar.
Estoy a medio año de cumplir 30 años. Tres décadas de vida. Hay una lista de cosas que quiero hacer antes de llegar a ese momento, lo que significa que tendría seis meses para hacerlas. Y deseo compartirlas aquí con el internet (y con quienquiera que todavía se tome unos minutos de su tiempo en leerme):

1. Hacerme un tatuaje. Ya tengo la idea. Tengo la frase. Me falta el diseño, pero en cuanto lo tenga ire a hacerlo. He dicho.
2. Comprarme un iPhone. Tengo la impresión de que una parte de ingresar al mundo adulto es tener un aparato que te permita administrar varias cosas a la vez y no depender de diversos aparatitos. Tal vez es una visión errónea pero quiero intentarlo ;)
3. Zapatos. Quiero unos zapatos de tacón que me gusten, me queden y que mi madre no se compraría ni se pondría jeje. Es una definición alterna de independencia.
4. Guardarropa adulto: he descubierto que la mayor parte de mi ropa podría ser parte del guardarropa de una adolescente de 19. Quiero mejorar eso, sin perder mi esencia hippie-personal-chic-vintage. Es decir, quiero tener un estilo propio, tan mío que se muestre en cada pieza de ropa, en cada accesorio, en cada par de zapatos.
5. Titularme. Lo he dicho tantas veces y sigo aquí. Pero no puedo llegar a la siguiente etapa sin cerrar la anterior y el título forma, definitivamente, parte de la anterior.
6. Aprender algo nuevo. O empezar a. Un nuevo idioma, una especialidad, algo.
7. Crearme una rutina de belleza, en serio. Muchas de las mujeres que conozco (que conste, no todas) tienen una rutina: en las mañanas se ponen crema, se lavan el cabello, usan ciertos productos. En la noche igual. Una vez a la semana se depilan o se cortan las uñas o algo así. Yo no puedo. Lo hago cuando me acuerdo, pero a veces estoy tan ensimismada, tan dentro de mi que me olvido de cuidar lo de afuera.
8. Hacer algún ejercicio aparte del yoga (¿les dije que desde enero hago yoga?), como correr o nadar o bailar. Algo así. Fuera de la oficina y completamente mío.
9. Ser mejor en mi trabajo de lo que soy ahora. Profesionalizarme. Aprender más cosas. Ser mejor cada día.
10. Poder decir, cuando sea el 11 de Enero del 2012, que tengo más amigos, que estoy cercana a los que ya tenía, que logré ser un poco mejor, un poco más paciente, un poco más tolerante, menos soberbia, menos susceptible. Que controle mi ira y mis enojos. Que aprendí de los otros y que ayude a alguien en el camino. Que abrí mi corazón una y otra vez para dejar pasar a otros y que valió la pena.

¿Qué tal mis propósitos para antes de los 30?

Les comparto esta, mi canción de la semana. Me gusta, me pone triste, me hace pensar en las posibilidades. Feliz fin de semana ;)

lunes, 6 de junio de 2011

Ignorancia

Desde hace una semana, más o menos, estoy leyendo un muy interesante libro de filosofía por el autor Mark Vernon y llamado 42: La respuesta de pensamiento profundo a la vida, al universo y a todo. A partir de frases de filósofos éste pensador trata de encontrarle sentido a todo en nuestra existencia: la libertad, el amor, el arte, la filosofía, el conocimiento, la felicidad.

Sobre este último tema tiene un apartado respecto a la frase "la ignorancia es felicidad" (ignorance is bliss en inglés) a partir de la cual hace un estudio respecto a la definición de ignorancia y la diferencia entre distintos tipos de ignorancia. ¿Distintos tipos de ignorancia? ¿Definición? Es muy fácil ¿no? la ignorancia es no saber algo ¿o no?
El autor habla de la ignorancia supina, es decir aquella ignorancia que no sabe y no quiere saber y la ignorancia superior, la de Sócrates, la de aceptar que no se sabe y que por lo tanto se puede aprender. La primera a veces viene disfrazada de conocimiento, de religión, de ciencia (ya sé todo lo que necesito saber y por lo tanto no necesito aprender nada más). La segunda es el origen de todo y la que genera felicidad: somos felices al aprender algo nuevo, al superar una meta, al crear algo.

Y todo esto lo comparto porque... ultimamente me había sentido muy ignorante. Y no de una manera positiva. Me sentía ignorante por no haber entendido algo en el trabajo, por no hacer algo como se esperaba, por no cubrir las espectativas de otros. Pero después de lo que leí descubrí algo: soy ignorante. Hay una inmensa cantidad de cosas que ignoro. Tantas y tan variadas que no sabría por donde empezar. Soy una nulidad en tecnología (sé algo, poco y no muy bien), en romances soy una novata y hay muchas otras cosas de las que no sé nada. Pero siempre estoy dispuesta a aprender. Siempre. Si no lo sé lo puedo llegar a saber. Si no lo entiendo, lo puedo llegar a entender.

Lo primero que estoy aprendiendo es a aprender. A aceptar que no sé y que tengo todavía mucho (MUCHO) por aprender.

P.D. Feliz semana, feliz mes, feliz verano...

martes, 10 de mayo de 2011

Down with love

Desde que inicie este blog he escrito sobre mi. Soy de la idea de que uno no habla de los otros sin hablar de si mismo primero. Así que, siempre hablo de mi, por que yo soy mi referencia, mi punto de partida.
Quiero escribir de algo que tengo conmigo desde hace tiempo. ¿Cómo se puede volver a empezar? Especialmente cuando la vida ha estado en una pausa tan larga que ya no recuerdas como era antes. Hace cuatro años, tal vez tres, hice eso. Puse pausa en mi vida y seguí caminando y haciendo, respirando, comiendo. Pero deje de amar. De amarme y de amar a otros. Si alguien me lo pregunta, no recuerdo mucho de ese tiempo. Mi vida era trabajo, casa, familia, casa, trabajo. No salía con mis amigos. No tenía novio. No quería ver el mundo, ni sentir el sol en mi cara, ni pensar. Sé que estaba deprimida. Conozco los síntomas. Pero había algo más. Estaba cansada. Cansada de poner mi corazón en campo abierto y resultar tan lastimada que ponerme de pie era un suplicio. Cansada de intentar ser algo que no era, de cubrir con las expectativas de otros. Cansada. Harta. Dolida. Caí en lo más profundo de mi persona y a penas llevo los últimos 9 meses recogiendo los pedazos y pegándolos para reconstruirme.
No puedo mentir, mentirme, mentirles, mentirte. Cuesta trabajo. Duele. Duele enamorarme de nuevo y darme cuenta de que tal vez no sea la mejor idea ni el mejor momento. Es difícil tomar las decisiones sobre qué tipo de vida quiero. Es complicado comenzar de nuevo desde el mismo lugar y teniendo que pelear contra mis propios fantasmas.
Hay días, hoy fue uno de esos días, en los que el pasado regresa un poco y me asusta. O que el presente me recuerda que no estoy totalmente fuera de mi anterior oscuridad y prefiero esconderme. Pero sé cual es la vida que quiero. Sé que no quiero seguir en el fondo y sé que estoy a tiempo de salir, de volar, de vivir, de amar, de sentir, de estar. Sé quien soy, hoy sé quien soy. Me gusta quien soy. A veces me desespero o me hago rabiar. Pero me amo de esa manera. No sería yo sin mis despistes naturales (como dejar las llaves adentro de casa o hacer puchero por que las cosas no me salen bien a la primera). Si hoy me veo en un espejo no sólo veo lo que soy, veo lo que fui y lo que puedo ser. Y mis posibilidades son tantas y tan interesantes, que no las cambiaría por nada.

Ahora ¿Por qué el título de este blog? Pues porque hoy estaba viendo esa película, con el hermoso Ewan McGregor, y pensaba en que no recuerdo la última vez que me enamore de alguien que me correspondiera. Conozco la sensación de que alguien me tome de la mano, pero no puedo recordar cuando camine de la mano de alguien por última vez. La sensación de un primer beso, de una caricia, de un instante robado al tiempo. A veces añoro esas sensaciones. Hoy fue uno de esos días y pensé ¿funcionará que si me como la caja de chocolates se me quiten las ganas? pero no me comí la caja (ni lo haría de todas formas) y seguiré con la duda. Tal vez lo que necesito es pensar que realmente el amor esta junto a mi, conmigo, y lo veré. Quien sabe.

domingo, 24 de abril de 2011

Incondicional

Hace tiempo, gracias a la persona equivocada aprendí la lección correcta.
Hace tiempo aprendí a amar incondicionalmente. ¿Qué significa esto? Pues querer, amar, al otro como es. No más guapo, ni más delgado. No con mejor humor, o sin manías. Tal como es. Incluir en ese afecto todos los elementos del otro y quererlo así, con defectos y virtudes. No es algo sencillo. En realidad creo que es lo más difícil que podemos hacer los seres humanos. Es en verdad un súper poder. Amar a alguien en su ser absoluto.
¿les ha sucedido conocer a alguien casi perfecto? el asunto es que nadie es perfecto. Nadie. Ni Brad Pitt. Estoy casi segura de que le deben oler los pies, ha de dejar la tapa del baño levantada y en las mañanas ha de parecer shar-pei. A lo que voy, tan inarticuladamente como me es posible a las 12:51 de la mañana del 24 de abril del presente año, es  que estamos acostumbrados a pensar que el otro debe ser perfecto para ser amado. ¡Qué difícil es querer a alguien cuando vemos sus defecto!
Me refiero a la pareja, si. Pero también me refiero a los padres, a los hijos, a los hermanos, a los amigos.  Yo he ido aprendiendo poco a poco. Como dije al principio, gracias a una persona equivocada (es decir que no  merecía ser querido por mi, de ninguna manera) aprendí que podía amar así. Me es difícil. Siempre veo el potencial del otro y me gusta pensar que si eso es lo que puede hacer, eso es lo que quiero. Pero he aprendido que a veces el potencial y la realidad son dos cosas muy diferentes. A veces todo lo positivo de alguien está escondido detrás de una barrera de contención tan grande que es difícil ver a través de ella. Hay que asomarse, tomarse el tiempo de ver detrás y descubrir si lo gris es en toda la persona o si detrás de eso existe un jardín secreto, repleto de belleza.
Lo aprendí con mis padres, que no son perfectos. Nunca lo han sido. Han cometido muchos errores, como personas, como padres. Pero son mis padres y los amo por lo que son. Amo a mi padre a pesar del abandono, de su humor mercurial y de sus decisiones. Amo a mi madre a pesar de su OCD, de su adicción al trabajo y de su negatividad perenne. Los amo con todo y eso. Si no tuvieran eso, no serían mis padres y yo no sería el ser que soy.

Amar así, de manera incondicional sin esperar que el otro sea diferente es por decir lo menos, difícil. Siempre existe esa voz interna que dice: si fuera más cariñoso, o menos molesto, más serio o menos optimista. Creo que las personas que viven felices y amándose por más tiempo son aquellas que se aceptan como son y ser sorprenden ante lo grandioso del otro, aceptan lo menos llamativo y aman hasta los momentos más vergonzosos. Yo amo así. Quien me ame a mi tendrá que amar mi desorden mental y físico, mi incapacidad para lavar los trastes, mi humor cambiante, mis hormonas que atacan sin piedad una vez al mes, mi fortaleza y mi libertad. Tendrá que aceptar mis obsesiones por el color y por la música. Y, aunque no lea, aprendera a vivir con mi amor por los libros y mi capacidad para leer más de un volúmen a la vez. Se aguantará la pena cuando me de por bailar a mitad de la calle y sabrá perdonar mi pésima voz para cantar. No implica que no se molestará conmigo por que soy despistada, o por que olvido la tarjeta y pierdo los lentes. Implica que a pesar de molestarse por eso querrá estar conmigo y ayudarme a buscar debajo de los muebles.

Por cierto, feliz día internacional del libro.

lunes, 7 de febrero de 2011

Semana complicada

No sé si les ha pasado (tampoco sé si todavía alguien lee esto de vez en cuando por puro entretenimiento), pero la semana pasada fue, en pocas palabras y sin darle muchas vueltas, compleja. O complicada. No son sinónimos pero siempre van tan cercana una palabra de la otra. Con demasiadas cosas por hacer, poco tiempo, exceso de cansancio (justo la semana que necesito estar al 10 resulta que mi cuerpo empieza a fallar, y no, no es gracioso), tristeza inexplicable (que tal vez tenga que ver con que duermo poco y mal o con que ando en luchas internas entre el quiero-debo-puedo).
Así las cosas, una semana de esas en las que lo único que una quiere es meterse a la cama entre múltiples cobijas y dormir, dormir mucho. Leer, tal vez. Ver películas. Comer, tal vez. Y seguir durmiendo hasta que al mundo se le bajen los humos y una tenga mejor disposición para el trabajo fecundo y criador, digo, creador.
Alguien me dijo esta semana que su idea del fin era dormir, comer y ver tele. Ahh como sentí envidia en ese momento. Me daban ganas de decir ¡yo también quiero! (y si se podía hacerlo juntos no me habría quejado tampoco jeje) Pero no puedo. Ese es un lujo que no me puedo dar, ni hoy, ni mañana, tal vez ni la próxima semana. El descanso, el descanso absoluto, no existe. No por el momento. Como decía no-sé-que-tan-famosa canción de Bon Jovi "I'll sleep when I'm dead".

Y aquí estoy quejando en el espacio cibernético (ya que el sideral esta algo ocupado para tomar mi llamada) y pensando en una enorme cantidad de idioteces que nada tienen que ver con lo que tengo que terminar esta noche. Pienso en... si un chico aceptará ir a un concierto conmigo. En que soy una idiota por invitar a un chico a un concierto sin saber cómo podría reaccionar. En que me gustaría hacer tantas cosas mañana y probablemente voy a terminar catatónica en mi cama hasta las 10 de la mañana y después ire a desayunar, comprar algunas ociosidades y regresare a seguir catatónica en mi cama. Ah y esperare me respondan un correo y un mensaje... mi vida esta repleta de obviedades y complicaciones comunes. Me gusta un chico al que no sé si le gusto, creo que le gusto a alguien que sé que no me gusta. Ahh y voy dos días retrasada de mi fecha de entrega final jajajaja. Lo normal, nada estrambótico ni extraño. Pero para mi es como empezar de nuevo. ¿Recuerdan aquella frase de "es como andar en bicicleta"? Pues para mi mala suerte yo nunca he sabido andar en bicicleta y tampoco sé como se hace esto de  "a chica le gusta chico-chica invita chico a salir-chico acepta-salen-se besan-etc." Así que aquí estoy, cometiendo errores (o haciendo las cosas bien) por primera vez. Y que conste que no es el primer chico (le digo chico por que hombre siempre me suena a que hablo de mi papá) que me gusta, ni con el que salgo. Pero si es el primero con quien me aviento, así nomás y sin paracaidas, desde hace tiempo. Y es la primera vez que me siento como si estuviera haciendo un "test drive" (que nunca los he hecho, pero así me los imagino, con todo y palmas de las manos sudadas)

Bueno, me voy, sigo trabajando, esperando terminar esta madrugada. Les dejo la que para mi será la canción de esta semana y con la duda ¿Qué tan correcto es que una chica-mujer-niña invite a salir a un chico-hombre-niño?

martes, 1 de febrero de 2011

Jarabe de Palo & Alejandro Sanz - La quiero a morir (Videoclip Oficial) HD



Esto es un post ocioso... pero me gusto la canción (y me sorprendio lo viejos que están Sanz y Jarabe de Palo) y me quede pensando... que bonito que te dediquen una canción como esta. Hoy la plática fue sobre canciones dedicadas y esta me agrada.
Buena semana

domingo, 30 de enero de 2011

Granada

Aquí estoy de nuevo. El asunto es sencillo: hace un momento estaba en la cocina y descubrí algo que deseaba compartir con alguien. Y ¡oh destino incierto! sólo se me ocurrió compartirlo aquí con todos y con nadie.

Hoy fui al mercado a comprar cosas para hacerme de comer. No sé si ya lo había dicho antes aquí pero a mi me gusta comer bien y me encanta cocinar. Es una experiencia que trato de vivir con gusto y con calma. Cocinar me permite disfrutar de los olores, los sabores y los colores de la comida de principio a fin. ¿Alguna vez se han dado cuenta de lo hermosa que puede ser la comida? tal vez esto no tenga sentido pero hasta hace poco yo había olvidado eso. Ahora lo veo y lo siento y hoy aprendí algo.


Hoy compré granadas. Granadas rojas. Tenía antojo de comerlas y admito que es la primera vez en mi vida que las compro así, enteras. Normalmente compraba los granitos rojos y ya. Hace un momento abrí una de las granadas y en un instante aprendí tantas cosas y entendí otras. Por ejemplo, aprendí que es un fruto duro y suave a la vez. Entendí por que en muchas culturas y en la iconografía se utiliza esta fruta para representar lo femenino, la fertilidad y el nacimiento. Cortar una granada es una experiencia gráfica y visual donde el rojo toma el control. Al ver esto entendí tanto. Las mujeres somos así, dulces y algo ácidas a la vez. Complejas y llenas de recovecos. Duras y sensibles al mismo tiempo. Nuestra habilidad natural para la vida esta teñida de rojo.

La granada es (y ahora una cita de la Wikipedia):
  • Según la mitología griega, el primer granado fue plantado por Afrodita, la diosa griega del amor y de la belleza, mientras que el dios del infierno Hades, le ofreció su fruto a la bella Perséfone para seducirla.
  • En Java, está asociada a ciertos ritos que acompañan el embarazo.
  • Según Shakespeare, bajo su follaje se ocultó Romeo para cantarle una serenata a Julieta.
  • En China, se tiene la costumbre de ofrecerle una granada a los recién casados como auspicios de una descendencia numerosa (el color rojo de esta fruta es considerado por la tradición china un color que atrae la buena fortuna).
  • En el Islam se considera al granado como uno de los árboles del Paraíso conforme a referencias coránicas y de las tradiciones del profeta Muhammad o Mahoma.

 Como pueden ver es un fruto relacionado con tantas cosas, con la fertilidad, lo femenino, el amor... no es una fruta cualquiera, es una fruta con espíritu, con razón de ser y con belleza.

Este es mi segundo post de este día, aunque con unos minutos más y podría ser de mañana. Aquí estoy pensando en la belleza y delicia de una granada, en la promesa de la primavera y en la esperanza del amor.

Ahh y ahora una canción, para iniciar la semana. A penas las estoy escuchando por primera vez, un grupo que se llama The Like y se visten como de los 60's (la envidia fashionista me corroe jeje)

Buenas noches mundo, good night sweet prince!