viernes, 9 de abril de 2010

Escribir

Escribir es, para mí, una compulsión natural. No puedo pasar un día sin escribir algo, palabras sin sentido, un poema que nadie más va a leer, la entrada en mi diario, una frase que llama mi atención, pensamientos inconexos. Incluso hay veces en las que sin pluma ni papel continuo escribiendo en mi mente. Escribo novelas de misterio, romances, poesía pura. Me imagino las palabras que se irán formando para crear una historia, o sólo para decir algunas cosas, como ahora. Solía decir que sería escritoria, uno de estos días. Un día deje de escribir así, con sentido, pero nunca he dejado de escribir para mi.
¿Han escuchado decir que una mujer carga cualquier tipo de cosas en su bolsa? Pues es cierto y en mi caso puedo no traer un espejo o un labial, pero salir de casa sin una pluma y un cuaderno es casi blasfemo para mi. En realidad iniciar este blog fue una manera de alimentar dicha compulsión sin tener que sentarme ante una libreta, no por que no me guste, si no por que paso 9 horas de mi día (o más) frente a una computadora. Por lo tanto, escribir en un sitio en internet, al cual puedo acceder desde cualquier computadora es más sencillo que todo lo que necesito hacer para escribir en mi cuaderno, que en los últimos días es un modelo barato de pasta dura color azul. A veces sólo cargo una pequeña libreta que no tiene ningún significado especial, otras he tenido un cuaderno especial para mis apuntes. Incluso las plumas, tengo una pluma fuente que deje de cargar por miedo a perderla, pero cuando la utilizo es por que siento que lo que escribo es muy importante.

Así que aquí estoy, escribiendo sobre mi gusto por escribir ¿Porqué? No lo sé. Tal vez por que estoy redescubriendo esos pequeños placeres de la vida: sentarme en un lugar a escribir había perdido parte de su magia, cuando es tan mágico como la primera vez que lo entendí como una actividad real. Escribir y leer desde muy temprana edad son parte de mi naturaleza, yo no podría ser yo sin poder realizar ambas actividades. Podría perder el oído, dejar de caminar, pero no poder leer o escribir... no sé que haría. A lo mejor, como en aquella película de "La escafandra y la mariposa" encontraría algún medio de comunicación, pero perdería cierta libertad que me da el escribir. Puedo llenar hojas y hojas con historias, todo tipo de historias. Puedo viajar al fin del mundo, enamorarme, usar tacones, todo sin moverme de un sólo lugar.

Y la lectura no se diga, con ella he encontrado cosas maravillosas en el mundo. Desde pelear con los tres mosqueteros, enamorarme perdidamente de Mr. Darcy, hasta verme inmersa en los crímenes resueltos por Poirot o Holmes. Fui una lectora precoz y todavía hoy en día no puedo evitar la sensación de que ante la posibilidad me gastaría más dinero en una librería que en una tienda de ropa o una zapatería. Incluso la posibilidad de tener un libro que deseo le gana a la posibilidad de tener dinero para comer la siguiente semana. Siempre puedo comprar atún y alimentarme de eso, pero tener la opción de comprar ese libro, no. Pocas obsesiones tengo y una de ellas es esta: leer un libro. Hace no mucho me sucedió con North & South de Elizabeth Gaskell, libro que no podía encontrar editado en español ni en ninguna librería de la ciudad de México. Así que lo ordene por correo, en inglés. Lo leí con avidez en menos de tres días. Y ahí esta, esperando a ser retomado uno de estos días.
Para la lectura soy especial. No todo libro llama mi atención y aunque casi leo cualquier cosa no en cualquier cosa gasto dinero. Puedo leer a Dan Brown, pero prefiero pedirlo prestado que pagar los casi trescientos pesos que cuesta. Prefiero utilizar esa cantidad en comprarme la edición en francés de Dumas o las obras completas de Shakepeare, dados a elegir. Además he descubierto una belleza del lenguaje: no es lo mismo leer un libro en su idioma original que en una traducción. Como mi conocimiento de los idiomas es reducido al inglés y algo de francés (además del español) no he podido extender mucho esta experiencia, pero lo poco que lo he hecho me ha resultado cuando menos entretenido.

Aquí esta lo que deseaba decir. ¿Tiene algún sentido? Probablemente no, pero deseo que sí. Una pregunta antes de irme para quien lea este escrito ¿Qué cosas hacen que te lata más rápido el corazón? ¿Cuáles son aquellas cosas en la vida que no podrías dejar de hacer?

jueves, 8 de abril de 2010

Fungiæ

Hola. A quien quiera que lea esto le deseo una buena semana.

Es jueves. En la tarde. Llevo todo el día pensando en lo que quiero escribir, hay tantas cosas y al mismo tiempo tan pocas. Cuando pasas todo el día trabajando hay una parte de tu cerebro (por lo menos del mío) que deja de existir. Así que despertar esa parte de mi mente es un poco difícil, pero últimamente no he sido capaz de hacer mi trabajo con calma uno solo de estos días. Supongo que necesito decir cosas, aunque no estoy segura de qué cosas quiero decir.

Por ejemplo, las últimas semanas me han ayudado a entender algo de mi naturaleza, y de ahí el titulo: soy un hongo. No lo digo en un sentido biológico, si no de carácter. Me gusta estar sola, me gusta trabajar sin ruido de afuera y sin perder la atención. Soy feliz cuando estoy sola en una fila del cine sin gente a mi alrededor y en reuniones con más de cuatro personas me cohibo y dejo de emitir palabra hasta que encuentro una salida y me voy. No es que no me guste estar con gente, por que si me gusta, pero si he de elegir entre estar rodeada de gente desconocida y extraña o estar yo sola en mi casa leyendo, elijo la segunda opción. A veces no puedo hacer eso, las reglas sociales y mis afectos me piden que haga el esfuerzo de compartir con ellos momentos así: fiestas, comidas, cumpleaños. Y yo lo hago, voy, sonrío, a veces en verdad me divierto, otras aparento muy bien que me divierto y a veces me gana y es muy notorio que yo no quisiera estar ahí. Así que he logrado aceptar esa parte de mi naturaleza, quererla y de vez en cuando alimentarla.

Bueno, me voy, con este breve mensaje y con un video me despido. El video es de una pareja de jóvenes mexicanos llamados Rodrigo y Gabriela que hacen música instrumental realmente buena.