martes, 10 de mayo de 2011

Down with love

Desde que inicie este blog he escrito sobre mi. Soy de la idea de que uno no habla de los otros sin hablar de si mismo primero. Así que, siempre hablo de mi, por que yo soy mi referencia, mi punto de partida.
Quiero escribir de algo que tengo conmigo desde hace tiempo. ¿Cómo se puede volver a empezar? Especialmente cuando la vida ha estado en una pausa tan larga que ya no recuerdas como era antes. Hace cuatro años, tal vez tres, hice eso. Puse pausa en mi vida y seguí caminando y haciendo, respirando, comiendo. Pero deje de amar. De amarme y de amar a otros. Si alguien me lo pregunta, no recuerdo mucho de ese tiempo. Mi vida era trabajo, casa, familia, casa, trabajo. No salía con mis amigos. No tenía novio. No quería ver el mundo, ni sentir el sol en mi cara, ni pensar. Sé que estaba deprimida. Conozco los síntomas. Pero había algo más. Estaba cansada. Cansada de poner mi corazón en campo abierto y resultar tan lastimada que ponerme de pie era un suplicio. Cansada de intentar ser algo que no era, de cubrir con las expectativas de otros. Cansada. Harta. Dolida. Caí en lo más profundo de mi persona y a penas llevo los últimos 9 meses recogiendo los pedazos y pegándolos para reconstruirme.
No puedo mentir, mentirme, mentirles, mentirte. Cuesta trabajo. Duele. Duele enamorarme de nuevo y darme cuenta de que tal vez no sea la mejor idea ni el mejor momento. Es difícil tomar las decisiones sobre qué tipo de vida quiero. Es complicado comenzar de nuevo desde el mismo lugar y teniendo que pelear contra mis propios fantasmas.
Hay días, hoy fue uno de esos días, en los que el pasado regresa un poco y me asusta. O que el presente me recuerda que no estoy totalmente fuera de mi anterior oscuridad y prefiero esconderme. Pero sé cual es la vida que quiero. Sé que no quiero seguir en el fondo y sé que estoy a tiempo de salir, de volar, de vivir, de amar, de sentir, de estar. Sé quien soy, hoy sé quien soy. Me gusta quien soy. A veces me desespero o me hago rabiar. Pero me amo de esa manera. No sería yo sin mis despistes naturales (como dejar las llaves adentro de casa o hacer puchero por que las cosas no me salen bien a la primera). Si hoy me veo en un espejo no sólo veo lo que soy, veo lo que fui y lo que puedo ser. Y mis posibilidades son tantas y tan interesantes, que no las cambiaría por nada.

Ahora ¿Por qué el título de este blog? Pues porque hoy estaba viendo esa película, con el hermoso Ewan McGregor, y pensaba en que no recuerdo la última vez que me enamore de alguien que me correspondiera. Conozco la sensación de que alguien me tome de la mano, pero no puedo recordar cuando camine de la mano de alguien por última vez. La sensación de un primer beso, de una caricia, de un instante robado al tiempo. A veces añoro esas sensaciones. Hoy fue uno de esos días y pensé ¿funcionará que si me como la caja de chocolates se me quiten las ganas? pero no me comí la caja (ni lo haría de todas formas) y seguiré con la duda. Tal vez lo que necesito es pensar que realmente el amor esta junto a mi, conmigo, y lo veré. Quien sabe.