sábado, 25 de septiembre de 2010

El Retorno

Llevo demasiado tiempo alejada de este blog. Les aseguro que no es por falta de historias que contar o por flojera... supongo que la vida me pasó por encima y en un instante no tenía tiempo ni de descansar, menos de escribir aqui lo que pasa por mi ociosa cabecita. Pero aquí estoy, teniendo que cambiar los ritmos y los tiempos, disfrutando de las pocas horas que puedo robarle al tiempo para mi. Horas, minutos seran. Por que horas son las que paso, disfruto, canso, vivo, trabajo. Pero para mi, asi como este momento no son horas, no se sienten como horas aun si lo son en medida. El tiempo se vuelve elástico y puedo hacer tanto con tan poco, en tan poco. No voy a negar que tanto trabajo y tanta actividad cansan, pero es más cansado estar sin moverse, dejarse llevar por la inercia de las cosas. Eso es mortal. Y ese tema, la inercia, la falta de actividad, es de lo que quiero hablar ahorita.

Hay tantas formas de inercia: personal, social, familiar, afectiva, interna, externa. Muchas veces una lleva a la otra, pero también hay personas que son capaces de ser físicamente activos pero tener una inercia interna enorme. Hay quienes no mueven su cuerpo pero su mente esta siempre caminado. ¿Porqué me importa esto? pues, por que en estas últimas semanas me di cuenta de que la inercia esta a mi alrededor y es contagiosa. Vivo en un país que es hermoso y que está siendo llevado a la ruina por unos cuantos. No soy la única que lo nota, o que sabe lo que sucede. Pero no hacemos nada. Nadie hace nada. Quejarnos. Eso es todo. Pero ¿quién levanta la voz? ¿quién en verdad se indigna? El pensamiento general es algo así "mientras yo este bien, lo demás no importa"... algunos cuantos se mueven y tratan de hacer pero hay tantas trabas en el camino que termina siendo lo mismo. El mundo entero se volcó por Haití y hoy en día cuando la gente de los estados de Tabasco y Veracruz se enfrentan a las peores inundaciones en años y cuando ciudades como Monterrey fueron gravemente dañadas por las lluvias, resulta que nadie tiene dinero ni ganas. ¿Quién va a hacer un teletón para enviarles dinero a ellos?

También quería hablar del "Bicentenario" de México pero para eso necesito un poco más de tiempo y ahorita se me terminan mis minutos de gracia. Pero tiene que ver con esto de la inercia, aceptamos el show y las luces, pero nos olvidamos de la sustancia. Hace no mucho escuche que alguien describió una película como un algodón de azúcar: se te antoja, te lo comes, pero al final sólo es aire y azúcar: no te quita el hambre y hasta hace que te de sed... así fueron los festejos del "Bicentenario". Así es México por momentos, así es el gobierno, la televisión, las tiendas, la publicidad. La gente ya no pelea por nada, ya no busca respuestas y mucho menos soluciones ¿Para qué? me preguntaban el otro día, y me quedo con esa pregunta ¿Para qué?... yo dije (y sigo pensando lo mismo) que para estar vivos, hay que hacer cosas, hay que moverse, hay que cuestionarse, hay que pensar. Lo otro sólo es supervivencia y eso cualquiera (desde una planta hasta un gato) lo puede hacer. Pero vivir, existir, así como el ser humano lo puede hacer, sólo se logra a partir de la lucha interna y externa, de cuestionar, de resolver, de conseguir, de mover, de realizar.

¿Tiene sentido algo de lo que estoy  diciendo? Sé que a lo mejor no mucho, pero necesitaba decirlo, ponerlo hacia afuera para encontrarle algo de sentido en lo interno. El mundo cambia, las personas cambian, pero me pregunto si realmente se pueda cambiar algo por la fuerza. ¿Las revoluciones tienen sentido o sólo sirven para regresar al punto de partida? ¿Se puede hacer una revolución, un cambio, sin necesidad de violencia o los seres humanos estamos tan acostumbrados que sólo respondemos violentamente? (Nota: con violencia no sólo me refiero a guerra, si no a todo hecho que implique una fuerza externa) ¿Acaso la fuerza de voluntad no es tan fuerte ni tan voluntaria?

Saludos, a pocos días de que termine septiembre con el enorme deseo de ponerme al corriente, de moverme, de estar activa, en lo interno y en lo externo. Con el deseo para quienes están haya afuera, cerca o lejos, de que nunca estén inertes, de que siempre haya actividad, movimiento y cambio. Por que el cambio implica evolución, y la evolución es la base de la existencia.