miércoles, 26 de octubre de 2011

El Perfume

El sentido del olfato es tal vez el más interesante. Incita tantas cosas: sentimientos, pensamientos, recuerdos, creaciones. Nos podemos enamorar del olor de una persona y cuando volvemos a oler su loción o perfume sentimos de nuevo su presencia en nuestra vida. Los olores pueden ser agradables o desagradables, por ejemplo, no conozco a nadie a quien le guste el olor de los hospitales y hasta hace no mucho me preguntaba por qué. Ahora lo entiendo un poco más: en los hospitales no sólo esta el olor a medicinas o a antiséptico. También esta el olor de la muerte, ese olor acre y medio dulzón que viene del miedo a morir.
Hay otros olores que resultan atractivos a casi cualquier persona y que nos hacen sentir seguros y en casa. En mi caso es el olor de la cebolla y el ajo friéndose en aceite. Desde niña ese olor significa estar en casa, significa la posibilidad de algo realmente muy bueno en camino, de cuidado y de bienestar. Cuando me siento triste o sola me gusta cocinar por que los olores me recuerdan que estoy viva.
En lo personal mis olores favoritos tienen que ver con ciertas cosas: me gusta el olor de las especias cuando cocino y me fascina cuando después de cocinar mis manos quedan con el aroma de lo que utilice. Así hay días en que en vez de perfume mis manos huelen a orégano, a pimienta, a canela, incluso a ajo y cebolla.
Otro olor que me gusta es el de las flores frescas. En estas épocas cercanas al día de muertos soy la más feliz pasando por los puestos de flores y oler la flor de cempazuchitl, una preciosa flor amarilla (casi naranja) que se vende en México por estas fechas y que se utiliza en los altares de muerto o se lleva a los panteones. También me hace muy feliz el olor del jazmín y el de las rosas. Es muy obvio lo sé, a todo el mundo le gustan las flores. Pero creo que hay una delicia especial en los olores de las florerías en los mercados cuando todos los aromas y perfumes se juntan y los percibes como una armonía. Es de las cosas que más me gustan de la primavera, cuando el mundo se llena de flores, y de los mercados, cuando paso por ahí.
Otro olor que me gusta es el de las personas. No el de todas, he de aclarar. Pero hay personas que sin necesidad de usar perfume tienen un olor característico y agradable. Si pueden, y los dejan, acerquense al cuello de alguien (novio, novia, amigo, amiga, yo que sé) y respiren. Ese olor que casi no se puede identificar, que en algunos es como a madera mojada o a flores, o incluso algunos huelen como a vainilla o a canela, ese es el olor de esa persona. No tiene que ver con el sudor o con el perfume. A veces con el jabón, pero hay una nota más íntima y personal que se puede encontrar. Es el olor que dejamos detrás y con el que a veces hasta nos identifican. Se vuelve más fuerte o más pesado según las emociones: el amor, la ternura, el miedo, el enojo.
De olores que no me gustan hay muchos, creo que demasiados. El olor a grasa sobre quemada me revuelve el estómago por ejemplo y los olores demasiado dulces hacen que me duela la cabeza. A pesar de mi afecto por el aroma de las flores, ciertos perfumes dulces o florales tienen el mismo efecto. El olor a gasolina tampoco me gusta. Tampoco me gusta el olor de ciertos productos de limpieza o el de esos "perfumes" de ambiente. Aunque acepto que el aroma de las pinturas me gusta, tal vez porque al crecer en una academia de arte ese olor me hace pensar en casa, en mi infancia, en mi abuela sentada pintando y en los salones de pintura de la Academia de San Carlos a los que me metía por pura diversión.

Para terminar comparto un video que me hizo reír esta mañana. Es el nuevo sencillo de los Black Keys, llamado Lonely Boy y es un hombre bailando al ritmo de la canción. No podría ser más entretenido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario