miércoles, 20 de julio de 2011

Yoga

Antes de empezar quiero hacer una aclaración: yo no soy budista, aunque me parece que Buda no estaba tan perdido. Admito que si practico yoga no es por un sentido religioso metafísico, tiene que ver, en principio, con cuidar mi cuerpo y mi salud.
Pero entonces ¿Porqué hablar de yoga? Pues por que llevo los últimos 6 meses practicando esta disciplina y hacía mucho que no me sentía tan bien como en este tiempo. No sólo tiene que ver con bajar de peso (que lo he hecho), o  con mejorar mi postura (que creo que también), es algo más absoluto. Es mejorar mi relación con mi cuerpo y aprender a aceptarlo y quererlo como es. Y practicar yoga me ha ayudado a lograr ese objetivo que no tenía pero que ha sido esencial para todo lo demás. No soy una flaca de 1.75 de estatura y medidas perfectas. No lo voy a ser. Mido 1.65 y tengo curvas como Christina Hendricks (quien se ha convertido en mi  modelo a seguir).  Me gusta sentir que mi cuerpo se alarga y se estira, me gusta la sensación de que mis piernas sean un poco más delgadas o que mi cintura esta más marcada, pero no vivo obsesionada por obtener una figura "perfecta" por que ya la tengo. Tengo la figura, el cuerpo, que es perfecto para mi.
Con el yoga he aprendido a respirar de nuevo. ¿Aprender a respirar? podrían decirme ¿qué, antes cómo le hacías? Pues el asunto es que sin darme cuenta, había perdido la conciencia del acto simple, común y sencillo, de respirar. Incluso había momentos en los que no respiraba. Nada. No sé como no me morí sin aire. La mística del cuerpo humano funciona de maneras que no comprendemos a menos que sea parte de nuestra formación. Así que ahora, todos los días me recuerdo que debo respirar. Tomar aire con fuerza y sentir como pasa hacia mis pulmones, como esa acción tan común se convierte en algo trascendente por que oxigena todo mi cuerpo.
También esta, no puedo negarlo, la parte de energía. En yoga hablan mucho de encontrar el equilibrio y el centro. Yo no soy tan evolucionada como para decir que tengo un equilibrio envidiable. Al contrario, tengo la propensión al desequilibrio físico y mental. Me refiero a que un día puedo hacer una postura sin ningún problema y al siguiente caerme sin más. De igual forma hoy puedo sentirme muy feliz y contenta y mañana estar cansada y algo triste. Pero desde que estoy en busca de ese centro me siento capaz de ubicar y controlar mi propio equilibrio y no sólo me refiero a lo físico. Además, como diría mi maestra, lo que pasa en la clase de yoga se refleja en la vida externa y en la vida interna, así como lo que sucede en el interior y el exterior se refleja en la clase.


PD: Las ilustraciones son de Írisz Agócs una ilustradora húngara y su blog es: http://artistamuvek.blogspot.com/

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