martes, 5 de julio de 2011

Días grises

Llevamos dos semanas de días absolutamente grises en la Ciudad de México. Grises, nublados, lluviosos. Después de poco más de un mes de sol y calor ahora el sol se esconde tras la neblina y no hay más que momento de calor. Normalmente me gustan estos días, pero ultimamente me pregunto si mi animo no se esta dejando pintar del mismo color. Tengo ganas de escribir sobre tantas cosas pero todo me parece tan sombrío, tan falto de luz. Hasta mi vestuario se ha convertido en un reflejo del clima. Uso colores para distraerme del hecho de que tengo frío y si por mi fuera no saldría de mi casa ni a la esquina, mucho menos a varios kilómetros de distancia a mi oficina. Pensar en lavarme el cabello o arreglarme me cuesta trabajo y no por que sea difícil si no por que el pensamiento que esta en mi mente dice algo así como: ¿para qué me arreglo si de todas formas me va a llover? ¿para qué me maquillo si luego voy a tener todo embarrado por el agua? ¿lavarme el cabello? ¿con el frío que hace? lo único que me falta es enfermarme de gripe.
Algo cierto, entre todas las incertidumbres, es que las últimas semanas han estado repletas de momentos de prueba. En el trabajo, en lo personal, en mi familia. A veces me siento como si alguien me hubiera metido en una bolsa de plástico y la trajera de arriba para abajo. Cuando me doy cuenta todo me duele, estoy cansada y lo único que quiero hacer es meterme a la cama y no salir hasta el próximo año. Eso me paso este sábado: me metí a mi cama y no salí, ni de la cama. No, no estoy deprimida (aunque a veces creo que estoy en una orillita esperando deprimirme). Estoy cansada. Tengo sueño, todo el tiempo tengo sueño. Pero no dejo de levantarme en las  mañanas y este fin de semana invite a alguien a cenar a mi casa. Como si fuera tan fácil.
Lo es. Es fácil. Es tan sencillo ponerse de pie y seguir caminando a pesar de todo. Me he caído tantas veces en la vida (literal y figurativamente hablando) que ya sé cuando reírme y cuando quedarme callada. Ya no lloro. Casi no. Y no soy muy fan de llorar en público, aunque a veces no puedo evitarlo. Usualmente lo que hago es sobarme el golpe, limpiarme las heridas -si las hay- y seguir caminando.
Ahora algo de música para alegrar y dar forma a este día:
Se llaman Clock Opera y son realmente buenos. Música electrónica para días lluviosos, digo yo.

Aquí va otra: The Feeling "love it when you call" en vivo en la BBC. Esta fue la primera vez que yo escuche a este grupo y me considero fan.

Y para finalizar The Strokes, que vienen a México en octubre y ¡voy a verlos! Es algo que me tiene contenta: voy al Corona Fest (Corona Capital hoy en día) y me tocará escuchar a varios grupos que de verdad me agradan como este, Portishead, Editors, etc.

¿Qué hacen en los días lluviosos? Además de seguir con la vida diaria ¿hay algo especial que les guste hacer? Yo admito que en estos días me dan ganas de hacer dos cosas completamente diferentes: quedarme en mi camita leyendo y salir a correr. Correr bajo la lluvia es liberador, extraña y completamente liberador. Supongo que lo de quedarse en cama es fantasía común: nadie quiere salir a mojarse y enfriarse. Si por todos fuera los días de lluvia serían de guardar. Pero también es lindo estar bajo la lluvia. El agua siempre tiene ese poder curativo y de limpieza. Limpia las calles, el cuerpo y a veces el alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario