lunes, 14 de mayo de 2012

La escritura o la vida.
La escritura como vida.

Me siento cansada últimamente. Cansada de todo. Lo sé, hay ese momento en la vida, cuando el cansancio te alcanza y te cobra las deudas. Cuando tu cuerpo daría lo que fuera por quedarse en cama muchas horas recuperando el sueño perdido. Así me siento ahora, no sólo  hoy, sino en estos últimos días.
Estoy tan cansada que la parte de mi que menos me gusta se levanta conmigo en las mañanas. Es difícil dejarla en casa y a veces me acompaña durante el día. Es una de mis tantas voces interiores, la más destructiva tal vez y la más difícil de abandonar. Se llama igual que yo, tiene el mismo color de cabello, los mismos ojos, el mismo cuerpo. Pero sus pensamientos son tan negros y obscuros que dan miedo. Cuando se ve al espejo, cuando me ve al espejo, no tiene una sola palabra amable y su amargura es palpable. No creo ser la única mujer que tiene esta personalidad alterna, tal vez soy de las pocas que la reconoce como parte de su ser y de su vida. Lo que nadie sabe de mi es que por temporadas, ella ha tomado las riendas y me ha sido muy difícil recuperarlas. A veces, y hoy es una de esas veces, se levanta conmigo, se despierta conmigo, se baña conmigo y cuando menos me doy cuenta viaja conmigo al trabajo y a mi vida diaria.
Ella es la voz en mi cabeza que dice "Eso no te queda" o "Te vez muy mal con esa ropa" o "Sólo a ti se te ocurre usar ese color". Y esas son las más tranquilas y amables, pero cuando anda filosa, y últimamente trae el filo de una espada nueva, dice cosas como "Claro que nada va a pasar ¿cómo piensas que él se va a fijar en ti?", "seguro la elije a ella, es mucho más bonita-guapa-inteligente-delgada-agradable-madura que tú" y la mejor "¿Quién te dijo que te mereces ser amada? Tú no tienes a nadie y nadie quiere contar contigo para nada".

Quien dijo que las palabras son más hirientes que las armas tenía la boca repleta de razón. Y las peores son aquellas que uno  se dice a sí mismo.


Esta es mi lucha, mi guerra diaria. A veces la gano y durante días y semanas soy dueña de mis pensamientos y acciones. Pero siempre hay ese instante en el que cierta tristeza, desencanto incluso me gana y me tira por minutos, horas, días e incluso semanas. La lucha contra los pensamientos negativos es constante y me queda claro que esta perdida si bajo la guardia y los dejo tomar el control.

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